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Historias y homenajes en 8bits

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Si no conoces su significado es que, probablemente, has nacido en los 80 (o después) y/o descubierto los ordenadores en los 90 (o después), para ti la informática siempre ha sido de 16bits o más y ha tenido forma de PC y esto es lo más parecido a una calculadora que conoces:

ZX Spectrum 16k

Hubo un tiempo en que los 8bits dominaban el mundo, no sólo en ordenadores personales sino también en consolas (con Nintendo NES y Sega Master System en cabeza). Ni Almodóvar ni la Movida Madrileña, los 80 fueron y serán toda la vida del ZX Spectrum. Después estaban Amstrad, Commodore Amiga y MSX :P.

Corría el año 1984 cuando descubrí la informática con un flamante ZX Spectrum 16k, sí, 16k de memoria ram, no 2GB. Pronto descubrí que con 16ks no se podía hacer mucho, para hacer algo útil necesitaba la friolera de 48k, pero yo sólo tenía 16 y con eso tuve que conformarme. A partir de ahí comenzó una relación de amor odio que dura hasta nuestros días, sin embargo, mi vida no hubiese sido la misma sin un personaje, un visionario, Sir Clive Sinclair, el inventor de tal artilugio.

Después de haber inventado la primera calculadora de bolsillo en los 60, en 1980 este señor ya quería colocar un ordenador en cada casa y para lograrlo ideó el primer ordenador personal como tal, pequeño y barato, sobre todo comparado con los IBM PC‘s de la época. Para hacernos una idea, creo que un PC costaba más de medio millón de las antiguas pesetas mientras que un Spectrum salía por unas 22.000. Tendrían que pasar 20 años más para que alguien volviese a querer poner un ordenador en cada casa. Sir Clive no lo logró, pero permitió que toda una generación de chavales que merendábamos bocatas de chorizo con Barrio Sésamo e interrumpíamos nuestro partido en la calle los sábados por la tarde para ver V conociésemos los ordenadores y aprendiésemos mucho más de lo que nuestros padrés se habrían imaginado.

Tras el Z80 y el Z81, Research International Ltd. lanza en 1983 el ZX Spectrum en versiones 16 y 48k con un sistema BASIC empotrado en una ROM de 16k, tecnología punta para aquella época. Fue un bombazo en Europa y se vendieron varios millones de equipos, llegando incluso a penetrar en Estados Unidos y Japón. La empresa de Sir Clive facturaba en 1984 más de 3.000 millones de pesetas. Sin embargo en 1986 el fracaso de otras de sus ideas le llevaron a tener que vender la empresa a su más directo competidor, Amstrad (¿os suena?). Esto llevó al lanzamiento del último modelo de la saga Spectrum, fotocopia de los CPC128, el 128k+2 y el 128k+3, mismo modelo pero con unidad de disquettes 3” en vez de cintas. Sí, también tuve uno de estos, el de cinta.

ZX Spectrum 128K

¿Qué hacía especial al Spectrum? Todo en sí mismo. Se conectaba al televisor, sí, ¡a la tele!, venía con un radiocasette y traía de serie un manual de programación BASIC, nuestra futura biblia. Espera, ¿has dicho radiocasette? Así es, queridos niños, en el mundo Spectrum los juegos y programas se distribuían en cintas de audio normales y corrientes y se necesitaba un reproductor para cargarlos en el ordenador, lo que conducía a horas y horas de espera para jugar a un juego, y eso con suerte, ya que tres de cada cinco veces la carga fallaba y había que comenzar de nuevo. Quien alguna vez escuchó el característico ruido de cargar un programa en Spectrum no lo olvidará en su vida, ese pitido chirriante… cuando ya lo conocías sabías perfectamente por el sonido cuando se había fastidiado la carga del juego y había que rebobinar.

¿Quién no ha destrozado las teclas del casette del 128k rebobinando y dando al play? También aprendimos lo que era el tornillo del azimut, indispensable para conseguir cargar con éxito un juego y que tarde o temprano dejaba de funcionar, así que o bien hacías presión con tus manos sobre la cinta para tratar de que cargase el juego o te tocaba tunear el Spectrum, que sí, que has leído bien, he dicho tunear el Spectrum.

MicroHobby fue, es y será un mito. Era LA REVISTA con mayúsculas. Todo lo que se cocía alrededor del Spectrum aparecía en MicroHobby. En casa de mis padres aún conservo la colección casi completa de MicroHobby‘s, desde el número 1. Con esta revista aprendimos a programar y crakear los juegos, que sí, que has vuelto a leer bien, a crakear, con los famosos POKEs y PEEKs consegías saltar de fases o conseguir vidas infinitas, lo único que hacías era modificar determinadas posiciones de memoria y a disfrutar. Microhobby editó por capítulos el mejor libro de la historia para programar el Spectrum en ensamblador, un libro mítico que también tengo encuadrenado. MicroHobby tenía su parte de Bricomanía, y en uno de sus capítulos mostraba como añadir un radiocasette externo al 128k+2, así que me puse manos a la obra. Un par de orificios por aquí, un par de puentes por allí y un par de jacks hembra por el otro lado y tenemos los clásicos mic y ear para conectar un aparato externo. Aún recuerdo los sudores al abrir el Spectrum por primera vez y soldar dentro de él. Fué mi primer tuning de ordenadores.

El pirateo tampoco es nuevo, de hecho ya lo hacíamos por aquél entonces. Como los juegos iban en cinta, era tan sencillo copiarlos como copiar una cinta de música. El colega que tenia una doble pletina era la envidia de todos puesto que tenía la copia perfecta asegurada. Mientras tanto, los demás debíamos conformarnos con puentear los mic y ear de dos radiocasettes. Eso sí, conseguías tener una docena de juegos en una cinta de 60′.

Algo que la mayoría no sabrán es que por aquella época España era la principal potencia mundial en desarrollo de videojuegos. Quién no recuerda nombres como Opera Soft (Livinstone Supongo, La Abadía del Crimen), Topo Soft (Las tres luces de Glaurung, Perico Delgado), Dinamic (Abu Simbel Profanation, Sgrizam) o Zigurat/Made in Spain (Sir Fred)… todas de aquí y con títulos que se vendían a medio mundo en versiones Spectrum, Amstrad y MSX. Si te interesa conocer la historia no deberías perderte esta serie de artículos,

Hoy Sir Clive Sinclair sigue desarrollando ideas y vendiéndolas, pero nunca con el éxito que alcanzó con el ZX Spectrum, más aún, creo que lo importante no fué el éxito en sí mismo sino la influencia que tuvo en la gente de mi generación.

Return sin gosub, POKE, PEEK, CLS, DATA… Cuántas horas aprendiendo a programar. Sí, aprendimos aprogramar en aquello que hoy no sería más que una calculadora avanzada, y menudas obras de arte se hacían con tan poco.

Vaya desde aquí mi más sentido homenaje para ese visionario.

Prometo recuperar mis dos ejemplares de Spectrum (16k y 128k+2) de casa de mis padres y hacerles una vitrina.