Este artículo llega con algo de retraso, debería haberse publicado hace un año :P. Las vacaciones de Semana Santa de 2009 nos fuimos a Túnez. Habíamos reservado el viaje en Sunweb a muy buen precio y todo resultó perfecto. Nuestra elección, fuera de los habituales paquetes en grupo, era simplemente avión + estancia en un complejo hotelero en régimen de todo incluido. La idea era movernos después y conocer el país por nuestra cuenta. Según nuestro plan de viaje, al llegar a nuestro destino estaría esperándonos el transporte que nos llevaría al hotel, y así fue 😐 no tuvimos casi ningún problema, y digo casi porque el taxista que nos vino a recoger no hablaba más que francés y árabe (idiomas oficiales) y nosotros castellano e inglés, con lo cual la comunicación era completamente nula :P. Este problema lo tendríamos más veces a lo largo de la semana. Durante el viaje hacia el hotel en Monastir, a unos 170km, nos llevamos más de un susto, era de noche, llegamos muy tarde, y el taxista parecía medio cegato, de vez en cuando se iba en exceso al arcén y nos provocaba algún que otro sobresalto. Nos sirvió para tener nuestra primera toma de contacto con el tráfico local y con la policía, había mucha a lo largo de la autopista que tomamos y paraban a muchos coches. Posteriormente nos enteramos que el presidente del país estaba de visita precisamente en nuestro destino. Nos alojamos en el Hotel Saadia en Monastir, en la costa este de Túnez, la zona más turística del país. El hotel está bastante viejo por dentro aunque las instalaciones son decentes, no creo que se pueda esperar más por el precio que pagamos. Eso sí, lleno de franceses y alemanes con las cervezas permanentemente en la manos y sin prácticamente salir del hotel. Con el todo incluido podías tomar cerveza (de allí) y bebidas espirituosas como Cetradine que aún no sé lo que es :P. Aparte del todo incluido podías tomar alcohol, pero a precios prácticamente de aquí.
La moneda oficial en Túnez es el Dinar y cotiza aproximadamente a medio euro, céntimo arriba céntimo abajo, con lo que hacer la conversión de los precios es muy sencillo, siempre la mitad de los dinares que te pidan :). Este fue más o menos nuestro viaje por Túnez.
He de decir que sí, que nos quedaron muchas cosas por ver como Cartago o Sidi Bou Said, Djerba o Matmata, pero el objetivo no era verlo todo sino mezclarnos entre la gente y disfrutar de la cultura y costumbres locales. Hablemos claro, nos guste o no, tenemos cara de españoles, nos reconocen de lejos y saben distinguir perfectamente un italiano de un francés de un español. Hablamos siempre de las zonas más turísticas, las de costa, una vez desapareces por el interior del país todo cambia completamente, cesan los asedios, los ambientes “comerciales”, etc., pero en la costa rápidamente te van a decir: ¿Española? Hola, hola pesicola :P. En Túnez los hoteles suelen estar apartados de las “ciudades” y agrupados en torno a calles llamadas siempre “Routé Turistique“.
Contra lo que suele ser habitual en mis relatos, en este no encontraréis comentarios y fotos gastronómicos, no porque no comiésemos :P, sino porque lo hacíamos en los hoteles, con lo cual no aportan mucha información sobre los usos y costumbres de la gente. Las comidas de los hoteles están más o menos adaptadas al turismo internacional con un toque local y una enorme influencia francesa. No encontrarás cerdo, obviamente, pero sí ensaladas variadas, ternera, cordero, pescado, pizza y pasta… todo bastante habitual, lo más destacado, sin duda, la bollería del desayuno. Para prevenir sorpresas procura que el agua sea siempre embotellada, en los hoteles sería muy raro que te diesen agua del grifo, sin embargo, ¿con que lavan las frutas y verduras?, ¿con qué agua te vas a duchar? ¿quien no traga algo de agua mientras se ducha?. Lo mismo al lavarte los dientes… en fin, suerte.
Monastir
El destino original del viaje contratado y donde pasamos la mayor parte de nuestro tiempo. A la puerta misma del hotel teníamos la parada de autobús que nos llevaba a Monastir hacia un lado y a Soussè hacia el otro. En pocos minutos estábamos en el centro de la ciudad. A los autobuses se entra por la parte de atrás, curioso :P. En el momento de regresar resultó que el autobús daba una buena vuelta recogiendo gente, pero sobre todo estudiantes que acababan de salir del colegio y del instituto. Aunque parezca raro están mucho menos acostumbrados a ver turistas de lo que creemos, se nos quedaban mirando, las chicas bajaban la cabeza e intentaban por todos los medios no rozarse conmigo, algo complicado dentro del bus.
Monastir es una pequeña ciudad situada en el Golfo de Hammamet, destino de playa por excelencia dentro del país. No es que haya mucho que ver, pero merece la pena un paseo y entretenerse viendo el mausoleo de Habib Boruguiba, la mezquita o callejear por la medina. Vamos con una batallita, no hay muchas más. No habíamos dado ni dos pasos cuando nos aborda un tío hablando en inglés y nos cuenta que es el cocinero de nuestro hotel (y nos dice el nombre) 😐 que nos había visto la noche anterior al llegar, que si queremos nos hace de guía. Bueno venga, vamos, no tenemos nada que perder. Total que empezamos a hablar con él mientras nos da una vuelta por el mercado primero y por la medina después. Al entrar al mercado nos avisa, vigilad los bolsos e intentad no hacer fotos directamente a la gente, que majo el tío :P. Damos una vuelta por la zona de carnicería, con los corderos degollados colgando y las cabezas ya cortadas en una esquina, la sección de frutas y verduras, un puesto muy majo solo de especias… De ahí a la medina, nos va llevando por callejuelas de un lado a otro a un paso bastante acelerado mientras charlamos con él. Muy amena la conversación (siempre en inglés). Que si donde has aprendido inglés (en el colegio) que si cuanto es el salario medio en España, y cosas por el estilo. Acabamos en la típica tienda (probablemente de algún familiar) de alfombras y productos tradicionales de recuerdo y regalo (pipas, rosas del desierto…). Sus familiares nos suben a la parte de arriba para enseñarnos el muestrario de alfombras. Oye, que no nos interesan, que no vamos a comprar. Alfombras muy baratas, ¿cual querer?. Que no mira, lo siento, no nos interesan. Tras 15 o 20 minutos salimos de la tienda y nuestro amigo, siempre muy amable, nos pregunta si habían sido muy pesados :P, no tranquilo, no te preocupes. De ahí nos lleva junto algún otro conocido suyo que tiene una pequeña finca con camellos donde unos turistas alemanes se entretienen paseando a lomos del animal. Aquí el hombre captó que no nos interesaba nada y nos indicó por donde seguir al tiempo que nos decía que él se quedaba. Le dimos unas moneditas y continuamos por nuestro camino.
Cuando varias personas más nos vinieron con la misma historia de que eran los cocineros de nuestro hotel descubrimos que era todo para sacarnos algunas monedas y llevarnos a sus tiendas, pero sobre todo descubrimos que llevábamos la pulsera del todo incluido del hotel, por eso sabían cuál era el nuestro :P. Ya lo decía mi pareja, no les hagas ni caso, pasa de ellos, tienen que hacerlo porque es su manera de sobrevivir, pero ni caso :P. Alguna tenían que meternos :P, no hubo más novatadas :).Con la recepcionista de las mañanas en el hotel tuvimos también alguna que otra conversación, siempre encantadora con nosotros. Cuando le preguntamos donde podíamos alquilar un coche su respuesta fue algo como (siempre en inglés) Ah españoles, siempre quieren ver cosas… de muy buen rollo eh, que no se me interprete mal. Al final llegó a decirnos algo como: Estos estúpidos alemanes que solo vienen para estar todo el día con una cerveza en la mano tirados en la piscina :O. Ella misma llamó para ayudarnos con lo del coche, habló con el hombre y nos dio el precio, ¿estáis de acuerdo? Pues si venga, mañana a primera hora lo recogemos. Unos 40€ por día. Y eso hicimos al día siguiente. Un Renault Clio sedán casi nuevo, con aire acondicionado e incluso ordenador de a bordo, muy útil este último ya que el coche te lo dan en reserva, así que a la vuelta lo devolvimos igual :P. ¿Qué quiere esto decir? Fácil, que el coche lo coges vacío y se lo tienes que devolver igual, pero claro, tú lo devuelves con la gasolina que te sobre del viaje, que lo mismo es en reserva que con medio depósito, así que con el ordenador de abordo controlamos perfectamente lo que nos quedaba :).
Llenamos el depósito, compramos una botella de agua y… comienza el viaje.
Empecé a conducir con bastantes dudas y poco seguro, la experiencia inicial con el chofer y lo que vimos no nos dio precisamente confianza, pero poco fue mejorando. Al poco de salir nos topamos con el primer control de la policía. Creedme, es muy complicado comunicarte cuando no hablamos el mismo idioma. Nos pidieron el contrato de alquiler del coche y poco más. Puede continuar. Aunque nos pararon más veces ya nunca nos pidieron nada, de hecho hay otra anécdota muy buena. Sería a mitad de viaje cuando nos para otro agente a la salida de algún pueblo. Se acerca y empieza a decirnos algo en francés, algo que obviamente no entendimos y pusimos cara rara, con lo que el agente, siempre sonriente, nos grita “nacionalitè! nacionalitè“, ah coño, era eso :P, España oiga!, “Oh España, ¿region?“; pues Valencia mire usted. Pues muy bien, ale, continúe… :O.
Y es que policía hay mucha. Prácticamente en todas las entradas y salidas de los pueblos y ciudades te encontrarás con una patrulla, pero la mayoría, al ver que eres turista, no te harán ni parar. Eso sí, tu haz siempre el amago de parar y, si ves un control con señal de stop, para :P, si quieren que continúes ya te lo dirán, pero por si acaso tu para, no hagas como yo que en el primero hice el amago de seguir y rápidamente vinieron a gritarme algo que no entendía pero que vamos, estaba claro, “¿no has visto el stop o qué?” :P.
¡Cuidado con las ovejas y corderos! Pastan a sus anchas por los arcenes de las carreteras, incluso en la autopista te encontrarás rebaños de ellas en la mediana, cruzando de lado a lado. Bien es cierto que éramos casi los únicos que circulaban por el tramo entre Sfax y Sousse de la P1 que llega hasta la capital, hasta casi llegar a Monastir no empezamos a ver coches. Prueba del poco tráfico que lleva es que ni los peajes están en funcionamiento, la autopista es gratuita en ese tramo, no así en el que une Sousse con Túnez, el más turístico.
Sbeitla
Podríamos haber parado en Kairouan para ver la gran mezquita, pero preferimos continuar hasta las ruinas de la antigua ciudad romana de Sbeitla.
Nada más llegar dejamos el coche y nos acercamos al edificio principal donde vendían las entradas. Como curiosidad, hay dos tipos de entradas, las normales y las que dan permiso para hacer fotos :O, ¿alguien las compra?, yo diría que no ;). Al otro lado de la calle está la entrada al recinto de las ruinas, totalmente cercado, por cierto.
Sbeitla fue fundada en el s.II por los romanos y probablemente tuvo gran prosperidad debido sobre todo a las fábricas de aceite de oliva. Durante el Bajo Imperio Romano (s.III al V) comenzó su decadencia hasta ser ocupada por los vándalos primero, bizantinos después y, finalmente, por los árabes (647).
Las ruinas dan fe del tamaño que tenía la ciudad, con un espléndido foro, uno de los mejor conservados del mundo, los templos, el teatro, anfiteatro…
El día estaba nublado con lo que las fotos no son de lo mejor, lo suficiente para ver que son unas buenas ruinas.
A lo largo de todo el recinto se mezclan restos romanos con otros bizantinos. En la foto de abajo a la derecha, la Iglesia de Servus.
En Sbeitla, a diferencia de lo que era habitual, había tres templos, cada uno de ellos consagrado a una de las divinidades romanas más importantes, Júpiter, Juno y Minerva.
Dentro del recinto había algunos “locales” intentando vender lo que ellos decían que eran monedas originales de la época :P, otra vez solo con verte ya te decían “español, español”. No caigáis en el engaño, es solo la manera que tienen de ganarse la vida.
Tozeur
Dejamos Sbeitla y continuamos nuestro viaje hacia el sur, queremos desierto :P. A lo largo del camino ves la transición del verde al marrón que sufre el paisaje, poco a poco y sin que te des ni cuenta te ves inmerso en la aridez del desierto, y, por si no te percatas por ti mismo, las señales de tráfico te avisan de “peligro, camellos en la calzada” :|, está usted entrando en el desierto, amigo español.
Tras el cansancio del día por los muchos kilómetros de coche, el calor, las áridas vistas y las caminatas por las ruinas romanas, buscamos un hotel y nos tiramos a descansar. Pero ¡qué hotel!, el Palm Beach Tozeur Hotel. Espectacular, por dentro es como un oasis. Eso sí, lujo asiático a precio occidental, unos 180 euros la noche según recuerdo.
Hicimos noche y al día siguiente nos dimos una vuelta por el famoso palmeral, que es precisamente eso, palmeras, palmeras y más palmeras llenas de turistas paseando en calesa, lo siento, eso no es para mí :P. No sé que esperaba encontrar la verdad, pero lo que vi no me impacto, dije, ah, sí, un gran palmeral que contrasta con la aridez del desierto que lo rodea, sin duda, pero poco más. Rodeando el palmeral pensamos que en algún punto habría algo interesante que ver, pero qué va. El palmeral está dividido en parcelas privadas, todo es privado, cada trozo tiene un dueño, con lo que no hay opción a moverte por ahí al libre albedrío. Pero en un determinado momento nos encontramos con algo que no sabíamos lo que era.
Vámonos para adentro, a ver qué es esto. Pues era una especie de centro de interpretación cultural y religioso donde explicaban a grupos de escolares los orígenes de la historia y de la religión, pero lo que más nos llamó la atención fue la libertad con la que contaban el origen de las tres religiones hermanas (cristianismo, judaísmo e islamismo) y su evolución a lo largo de los siglos. Muy instructivo, no recuerdo que en España se muestre a los críos el origen común de las tres religiones ;), algo que sin duda ayudaría mucho en respeto y tolerancia.
Chott el Jerid
La ruta del día nos llevaba a Douz y el camino pasaba sobre el impresionante lago de agua salada de Chott el Jerid a través de una carretera prácticamente recta de bastantes kilómetros de largo, más abajo tenéis alguna foto. Aquí me veis en mitad de la carretera que lo cruza con el coche alquilado :P.
El calor y el viento consiguen secar la humedad que se filtra, dejando a la vista una alfombra blanca de cristales de sal sobre la que puedes caminar tranquilamente, no es excesivamente firme pero sí lo suficiente como para aplacar tu curiosidad.
Como os decía, la carretera cruza el lago durante unos 20km.
En realidad no se sabe con seguridad cómo y de donde llega el agua salada a una zona tan interior del país. Probablemente hace millones de años era parte del Mar Mediterráneo.
Con el calor sofocante del verano la vista del Chott (lago) tiene que ser realmente espectacular.
Tras la parada, continuamos el trayecto hasta nuestra siguiente parada.
Douz
Puerta del desierto. Así es como se conoce a este pequeño pueblo del sur del país, el último antes de llegar al Sahara, el objetivo de nuestra estancia.
Y aquí comienza la mejor anécdota del viaje. Una vez llegamos a Douz buscamos, como habíamos hecho anteriormente, la “routé turistiqué” para reservar habitación en algún hotel. Hasta ahora siempre había sido muy sencillo, pero esta vez por mucho que seguimos las indicaciones no conseguíamos llegar a la zona de hoteles. Pero la diosa fortuna vino en nuestra ayuda en forma de “information touristique“. Marta y yo nos miramos… ¿aquí? imposible. Vamos a ver. Bajamos del coche y entramos en la “oficina“. Hola, ¿españoles?… ummm, sí. Y así conocimos a Alí.
Alí habla, además de árabe y francés, español, inglés e italiano con fluidez :O. Lo primero que hicimos fue buscar hotel, qué queréis ¿3 estrellas? ¿4? ¿5? Va venga, empecemos con 4 a ver que tienes por ahí, y llegamos al Sun Palm Douz Hotel.
Vosotros no preocupar, yo negociar precio en hotel, vosotros esperar, no hablar con personal. 😐
Bueno venga, a ver en qué queda todo esto. Total que mientras esperábamos tenían las tarifas oficiales a la vista, no recuerdo cuanto era. Después de un rato hablando (a gritos, claro :P) con el personal de recepción, volvió. Todo arreglado, y su precio era la mitad que la tarifa oficial. No está nada mal. Aceptamos. Y después llegó el comentario:
Vosotros pagar a mí, no en el hotel, no preocupar, yo tener acuerdo con director del hotel.
Uff, que mosqueo.
Y ya de paso nos ofrece excursiones. ¿Pasar la noche en el desierto? ¿montar en camello? ¿Ruta en 4×4 por el desierto? ¿Atardecer en el desierto? Ummm, esta última cuadra con nuestros planes. ¿Cuánto? 20 dinares por persona. Venga va, sin regatear ni nada, que el hotel nos ha salido bien. De acuerdo, a eso de las seis de la tarde vengo por aquí y nos vamos. ¿Pero cómo? ¿en el coche alquilado? Sí, no preocupar.
Así que descansamos un poco y a la hora acordada aparece Alí y ya él nos dirige. El hotel estaba justo delante del desierto, es decir, la parte de atrás daba a una pequeña carretera y al otro lado ya es todo desierto.
Ahora gira por ahí a la derecha y todo recto. ¿Por ahí? ¿Por el medio del desierto? Sí, no preocupar, yo llevar muchos años llevando gente y nunca pasar nada… Ummm, siempre hay una primera vez para todo, pero en fin, vamos allá…
Y valió la pena. Primero nos llevó a una zona de dunas y oasis, espectacular. Nunca habríamos llegado sin él, la verdad, no habríamos pasado de la pequeña carretera de la que os hablaba.
Las vistas de las zonas dunares por un lado, el oasis del palmeras al otro y el sol del atardecer nos dejó ensimismados, una estampa realmente bella.
Más fotos…
Y más fotos de las dunas.
Pero Alí tenía prisa porque se nos acababa el sol y quedaba todavía algo que ver. De vuelta a la carretera y ahora gira por el otro lado… todo recto, no veo nada, el sol de frente me ciega, da igual, tu sigue recto, corre, corre, sube, acelera, hay gente por el medio, da igual, sigue… :O
Y llegamos a una pequeña colina ya en el desierto, con un poblado a un lado, caravanas de bereberes al otro y unas vistas simplemente espectaculares. A los pies de la colina tenemos los restos de un antiguo asentamiento bereber abandonado hace cien años según nos cuenta Ali por el avance del desierto y la erosión causada por la arena y la acción del viento.
Aquí podéis verlo con más detalle.
Al frente, sólo el desierto.
Y comienza el espectáculo en que el desierto se engulle al mismísimo sol.
Ali sabía perfectamente a donde nos llevaba, quedamos realmente satisfechos con la excursión ya que de no ser por él no nos habríamos atrevido a adentrarnos en el desierto con el coche de alquiler, aún así no íbamos muy confiados, pero resultó bien.
De vuelta al hotel pagamos a Alí lo acordado, tanto la excursión como el hotel, rezando para que al día siguiente no hubiese problemas, y no los hubo, entregamos la llave y nos fuimos tal y como estaba previsto.
Nuestra experiencia con él fue muy buena, es un tío agradable y está acostumbrado a tratar con turistas. Durante el tiempo que estuvo con nosotros no pararon de llamarlo por teléfono para acordar con él más viajes y excursiones. Tal como lo dejamos en el hotel se fue directamente con otro grupo con el que había quedado.
Y aquí os dejo la oferta de Alí:
Si vosotros o amigos volver, reservar sólo avión. Yo recoger en aeropuerto de Túnez con 4×4 sin conductor, vosotros conducir, pasar 3 o 4 días en desierto, yo tener jaima con ducha y aire acondicionado. Entrar por Douz, salir por Matmata, y paasar otros 3 o 4 días en la playa. Todo por 400 euros por persona, comidas y hoteles incluidos.
Tlf: 0021698232154
Email: [email protected]
Si algún día volvemos a Túnez hablaremos con él sin duda alguna.
El día siguiente era el último día que estaríamos en ruta, así que, tras desayunar, comenzamos el largo trayecto que nos quedaba hasta llegar a…
El Djem
Y allí nos recibe imponente el espectacular anfiteatro.
Con capacidad para 35.000 personas, fue el más grande tras el Coliseum de Roma (45000) y el de Capua, pero es el que mejor se conserva con el paso de los años. Aunque las gradas inferiores de la zona norte han sido parcialmente restauradas, el grueso del monumento mantiene su estructura y aspecto originales.
No he estado en el Coliseum por lo que no puedo comparar, pero os aseguro que este es impresionante. Si habéis visto Gladiator habréis visto este anfiteatro ya que aquí se rodaron las escenas de lucha.
Toda la zona de gradas es una obra de ingeniería descomunal, por algo llevan ahí dos mil años en pie. Fijáos en el tamaño de las estructuras sobre las que se levanta el graderío.
Una cosa interesante de El Djem es que puedes subir hasta arriba de todo, tanto los vomitorios como las escaleras están perfectamente preparados para ir ascendiendo hasta la parte más alta.
El anfiteatro es Patrimonio de la Humanidad desde 1979.
Como veis, aún se conservan los fosos de los leones además de un complicado sistema de canalizaciones y cisternas con el que recogían el agua de la lluvia. No eran nadie los romanos en temas arquitectónicos :P.
Como la mayoría de recintos de este tipo, la destrucción comenzó con los propios habitantes de la localidad que vieron en el anfiteatro como una cantera de la que extraer piedra para sus viviendas. Parece ser que permaneció intacto hasta 1695, más de mil quinientos años. Y aún a pesar de todo se encuentra muy bien conservado aún.
Apurando la gasolina que nos quedaba llegamos de vuelta a nuestro hotel y pusimos fin a las excursiones. Los últimos días los queríamos dedicar a descansar y relajarnos en la piscina sin hacer nada más que leer y bañarnos, pero llovió, hizo muy mal tiempo, con lo que poco pudimos hacer.
Aquí termina este artículo. Me ha costado mucho tiempo escribirlo pero me he reído mucho recordando algunos momentos. Seguramente casi nadie se leerá todo el rollo que os he soltado, pero ahí queda eso, seguro que alguien que tenga previsto viajar a Túnez se molestará en leerlo :P.
Una vez más, recomendar a todo el mundo adentrarse en el país y abandonar las zonas de costa, tanto la gente como el paisaje cambian completamente y descubres de verdad otra cultura, otra forma de vivir y, si te molestas, entenderás la forma de vida de muchos inmigrantes árabes en nuestro país.