Archivo por meses: marzo 2010

Moya y Cañete

En la excursión de hoy nos adentramos en tierras de Cuenca para llevarnos una grata sorpresa. Nuestro punto de partida, Moya, estaba planeado, la continuación, Cañete, fue un descubrimiento casual. Las fotos no son muy buenas, el tiempo no acompañaba en absoluto, pero aún así no nos amedrentamos y pudimos disfrutar de la excursión pese al viento y la lluvia. Esta es la ruta:

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Moya

Poco antes de llegar a tu destino te sorprende esta visión fantasmagórica, supongo que sería también por el día nublado que nos tocó a nosotros, pero tan fascinante que te impulsa a seguir acercándote más y más cual imán. En un pequeño cerro rematado en una explanada de unos 600m de longitud y entre las provincias de Teruel y Valencia (además de Cuenca, claro) se alzan los restos de lo que un día fue el Señorío de Moya.

DSC_0681 Una vez llegas a lo que es una pequeña barriada que aún queda en la parte baja del montículo (El Arrabal), una pista de tierra a mano izquierda te lleva hasta la entrada misma de la antigua villa medieval, no da mucha seguridad, es empinada y con un precipicio considerable, pero al final llegas arriba 🙂 .

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Pese a los robos sufridos tras el abandono del pueblo, todavía quedan en pie gran parte de los dos cordones de murallas que tenía la villa demás de algunas de las siete puertas de acceso.

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La mayor sorpresa llega al alcanzar la cima y tras entrar en el recinto amurallado, el castillo (s.XIII), parcialmente restaurado, te impacta en la mirada con su perfil perfectamente definido y su gran torre del homenaje en primer plano. Además están los restos de varias iglesias y el antiguo ayuntamiento recién restaurado también. No pudimos disfrutar como nos gustaría de la fortaleza debido al mal tiempo, pero nos resultó fascinante.

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Vamos con un poco de historia.

Pese a que se han encontrado restos anteriores a la Reconquista, es a partir de la repoblación que hace Alfonso VIII (cediéndola además a la Orden de Santiago) cuando comienza la verdadera y esplendorosa historia de Moya gracias a su privilegiada situación como “Llave de Reinos” al encontrarse entre los reinos de Castilla y Aragón.

Entre 1211 y 1231 fue objeto de importantes luchas religiosas entre las dióceis de Albarracín y Cuenca por hacerse con la fe de estas tierras que finalmente pasarían a pertenecer a la diócesis manchega.

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En varias ocasiones los moyanos se rebelaron contra los poderes, desde las Cortes Castellanas hasta el Marqués de Villena al que los habitantes rechazaron cuando Juan II le cedió Moya. Llegaron incluso a comprar la libertad de todo señor feudal convirtiéndose así en el Realengo de Moya, de manera que dependían exclusivamente del Rey, derecho que sería anulado en el s.XV.

La lealtad de Moya a Isabel I le valió la categoría de marquesado en 1480 cuando la reina cede Moya al matrimonio formado por su camarera y el marido de ésta.

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A partir de este momento comienza la mejor época de la localidad convirtiéndose Moya en cabeza del Marquesado y alcanzando gran importancia dado que era la única localidad castellana con acceso al río Turia. El destino quiso que las casas de Moya y Villena se uniesen finalmente en la tercera generación de los marqueses, alcanzando sus cotas más elevadas de esplendor hasta la llegada del s.XVIII en que comienza su decadencia con la desaparición de las principales familias.

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Todavía formará parte de la historia su papel en la Guerra de la Independencia y su resistencia contra las tropas de Napoleón, pero volvería a ser finalmente saqueada y destruida al igual que en las siguientes Guerras Carlistas.

El s.XIX cierra este capítulo de la historia con la desamortización que separaró los pueblos que formaban la jurisdicción y, con ella, la pérdida total de prestigio y el abandono progresivo de la población.

En los años 50 del s.XX Moya está ya completamente deshabitada y en estado de ruinas.

DSC_0667Hoy en día Moya es el conjunto de las ruinas de un pasado glorioso que pese a los expolios siguen ahí en pie para demostrar y dejar constancia de su paso por la historia, un paso que todavía se antoja grandioso y espectacular. En los últimos años se han realizado las primeras actuaciones con el objeto de recuperar parte del pueblo con la restauración del antiguo ayuntamiento y de parte del castillo.

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Es muy frecuenta toparte, curiosamente y aunque parezca extraño, con visitantes extranjeros que se acercan a contemplar este reducto medieval. Va a ser verdad eso de que no todos buscan sol y playa :|.

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Aquí podéis consultar toda la información que queráis sobre Moya, yo lo hice :P.

Hostería de Cañete

Mapa en mano y sin saber a donde dirigirnos decidimos ir hacia Cañete, no sé muy bien por qué, la verdad, y nos dio la hora de comer. Nos metimos directamente en la Hostería de Cañete, en la entrada del pueblo, sin tener ninguna referencia, y nos gustó. De ambiente rústico y agradable, tiene una pequeña cafetería muy acogedora con una gran chimenea y unos sillones que te empujan a echarte la siesta :).

Ya en el restaurante puedes disfrutar de las especialidades de la zona.

Sopa de gallina de corral, zarajos y morteruelo.

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Caldereta de ciervo

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Chuletillas de cordero

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Castillo de Cañete

Tras llenar el estómago y todavía embriagados por la lumbre de la chimenea, nos acercamos a visitar el castillo. ¿Castillo? ¿Qué castillo? Y es que a simple vista no parece que haya nada en lo alto de la montaña, pero sí, escondido entre las paredes encrespadas, se encuentra una fortaleza del s.X.

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Fijaos en esta imagen en la escarpada colina, menuda defensa natural tenía, no sabían nada los árabes :).

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Desde lo alto del castillo se conservan todavía las murallas defensivas que descienden hasta el mismísimo pueblo rodeándolo, cercándolo y protegiéndolo. La vista de esta muralla es increíble desde arriba. Al final de la muralla se encuentra una de las antiguas puertas de acceso.

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Estas escaleras, aunque lo parezca, no son las que conducen Mordor :P, sino que nos permiten acceder a la pequeña puerta que da acceso a la fortaleza y que solo llegas a ver cuando estas casi delante de ella arriba del todo.

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De origen musulmán, la mayor parte de lo que se conserva hoy en día pertenece seguramente al periodo califal cordobés (primera mitad del s.X). Posiblemente empezó siendo una simple atalaya durante el periodo emiral (756) para ir aumentando su tamaño hasta ocupar la totalidad de la colina, un espacio realmente grande que le da un aspecto fabuloso.

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Tras la reconquista y ya en los s.XIV y XV se reformó para habilitarlo para las nuevas armas de artillería y se reforzaron sus muros hasta que comenzó su progresivo abandono en el s.XVI.

Durante las Guerras Carlistas fue recuperado y adaptado de nuevo para ser finalmente abandonado a su suerte posteriormente, es decir, para ser utilizado como cantera para la construcción de viviendas de los habitantes de Cañete.

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Realmente no te imaginas su interior hasta que estás dentro y recorres de punta a punta todos los muros y restos que quedan ahí después de tanto tiempo. La fortaleza ocupaba toda la cima de la montaña y pese a que, como ya he comentado, el mal tiempo se cernía sobre nuestras cabezas, no pudimos reprimir las ganas de recorrerlo completamente puesto que es realmente fabuloso, te llegas a sentir en otra época.

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Por cierto, como curiosidad, en este castillo nació Álvaro de Luna.

La pena de todo esto es que está completamente abandonado y en estado de ruina, es increíble que nadie se ocupe de recuperar algo tan espectacular.

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Y como siempre y mientras la lluvia comienza a caer sobre nuestras cabezas, regresamos a casa con la satisfacción de haber sentido y tocado muros de más de mil años de historia.

P.D. Las fotos de hoy no son muy buenas, es una lástima, no se llega a apreciar bien la belleza de estos lugares, pero en serio, hacía muy mal tiempo :P.

Aumenta tu productividad integrando el sistema de incidencias en el entorno de desarrollo: Eclipse + Mylyn + Jira + Subversion

Hoy voy a hablaros de algo que ha revolucionado mi entorno de trabajo. Hasta ahora tenía por un lado el entorno de desarrollo con Eclipse y por el otro el sistema de incidencias web con Jira (también sirven Trac o Bugzilla). La verdad es que me resultaba muy pesado ir cambiando de uno a otro para revisar las incidencias y más aún para cambiar los archivos necesarios para revisar las distintas incidencias. Cuando digo que me resultaba pesado me refiero a que entonces no me daba cuenta del tiempo que perdía, pero ahora sí.

Para comenzar veremos cómo podemos acceder a las incidencias desde el propio Eclipse sin necesidad de cambiar de aplicación. La magia viene aportada por Mylyn.

Para instalar el plugin necesario para Jira debemos añadir el repositorio donde se encuentra desde

Help->Install new software -> Available sites -> Add

con la url:

http://update.atlassian.com/atlassian-eclipse-plugin/e3.4

Desde este nuevo repositorio seleccionamos los componentes a instalar, probablemente Mylyn ya lo tengas instalado. Esto es lo que debes escoger:

Si en vez de Jira usas Trac o Bugzilla, utiliza el conector adecuado.

Una vez reiniciado Eclipse mostraremos la pestaña de incidencias desde

Window->Show view->Task list

Desde el primer icono de la pestaña vamos a “Add Repository“.

Seleccionas el tipo de repositorio de incidencias que vas a crear.

Y añades los datos de acceso al mismo.

Si todo ha ido bien verás una pantalla similar a ésta donde puedes crear tu primera consulta de incidencias o seleccionar una previamente guardada en el servidor ya que importa tus filtros existentes.

Si decides crear una consulta nueva tienes un formulario con todas las opciones a tu disposición. Por ejemplo, yo he creado una que me lista todas las incidencias reportadas por mi.

Automáticamente irá recuperando del servidor las incidencias que cumplan los requisitos especificados en los filtros.

Haciendo doble click en una incidencia se abre el detalle de la misma con todas sus opciones que podremos modificar a nuestro antojo, añadir comentarios nuevos, adjuntar archivos, etc.

Mylyn aporta al sistema funcionalidades extra, una de ellas es la de programarnos las incidencias en función de nuestra carga de trabajo y tener una previsión de lo que vamos a hacer y cuando. Esta información no se guarda en el servidor, es interna.

A la hora de adjuntar archivos, además de seleccionar los que tengamos en nuestro equipo podremos hacer directamente desde Eclipse una captura de pantalla, recortar el trozo que nos interesa y enviarlo a Jira, todo en uno y sin salir de nuestro entorno de desarrollo.

Llegamos a una de las opciones que realmente hacen que ahorremos muchísimo tiempo, el contexto. Cada incidencia tiene un circulito a su izquierda que permite activar esa tarea. Al activar una tarea el sistema asume que todos los archivos que vayas abriendo mientras la tengas activada están asociados a la resolución de la misma.

Abre algunos archivos de ejemplo y en la pestaña “Context” de la incidencia verás cómo va asociándolos. Si ahora, en vez de cerrar la incidencia en la “X” la desactivas de nuevo en el circulito, verás como automáticamente se cierran también todos los archivos asociados. Y aquí viene lo bueno, si vuelves a activarla se abren automáticamente todos los archivos sobre los que estabas trabajando. Este sistema te permite cambiar rápidamente el entorno de trabajo de una incidencia a otra sin tener que buscar de nuevo todos los fuentes uno a uno.

Hay una opción más para trabajar con los contextos que permite que distintos usuarios los compartan y consiste en subirlos al propio servidor de Jira. Se suben como archivos zip como si fuese un archivo adjunto a la incidencia normal y corriente, pero Mylyn sabe lo que tiene que hacer con ellos cuando se recuperan.

Finalmente otra opción interesante es la integración con Subversion. Teniendo una incidencia activada, cada vez que hagamos commit al repositorio nos adjuntará automáticamente en el comentario del svn información acerca de la incidencia que se resuelve, eso que nunca hacemos :P.

Como veis tenemos el desarrollo junto a las incidencias y la resolución de las mismas en Subversión completamente integrado en una sola aplicación. Cuando os comentaba al principio del artículo sobre que no me daba cuenta de lo pesado que era hacerlo en tres pasos, ahora veis a qué me refería, es una de esas cosas que hasta que las tienes no sabes lo que vale.