Una serie de compromisos y casualidades nos llevaron a pasar un fin de semana en esta zona de la provincia de Teruel y, francamente, quedamos encantados.
El Maestrazgo es una comarca histórica y natural que se extiende por el norte de la provincia de Castellón y por el sudeste de Teruel. En esta ocasión la ruta de fin de semana comprende sábado y domingo aunque también puedes completarla en dos días de fines de semanas distintos. Nosotros lo hicimos en un fin de semana y este fue el plan de nuestro viaje:
A – Castellote
A unos 220km de Valencia comenzamos nuestro fin de semana en Castellote, encantador pueblo de la provincia de Teruel. Nos alojamos en el Hostal Castellote un lugar tranquilo y muy agradable. El hostal tiene, además, un restaurante de calidad con comida casera de la zona a un precio asequible. Nos gustó mucho para pasar un fin de semana tranquilo.
Ya desde la llegada te quedas con la boca abierta. En la foto de abajo podéis ver como es la entrada al pueblo. ¿No la véis? La carretera que se ve en esa enorme pared rocosa se pierde dentro de ella a través de un túnel de 300m de largo que te topas de frente tras una curva sin esperarlo, un túnel escavado artesanalmente y sin modernas perforadoras allá por 1899, todo un hito histórico para el pueblo. Por mucho que lo cuente no se puede entender la sensación de encontrarte este túnel, cruzarlo y hallarte en medio del pueblo.
Una vez dentro sientes la serenidad y tranquilidad de los pueblos de antes. Puedes callejear por sus empedradas cuestas, llegar a la iglesia, la torre templaria o a los restos del antiguo castillo templario, destruido durante las Guerras Carlistas en una cruenta batalla donde los castellotanos demostraron su valor.
Justo a la entrada del pueblo, y tomando el desvío hacia Molinos, hay un pequeño camino a mano izquierda mal señalizado y en peor estado que te dirige a la Ermita del Llovedor, donde se venera la Virgen del Agua. Las vistas son sencillamente alucinantes desde aquí. La foto de entrada al túnel la tomé desde este paraje, pero esta de abajo con la ermita en medio tampoco tiene desperdicio alguno.
Justo encima de la ermita hay una caída de agua desde lo alto de la montaña que en primavera debe ser espectacular, en esta época apenas caía.
B – Grutas de Cristal
Continuando por la misma carretera durante aproximadamente una hora (no es una autopista 😛 ) llegamos al pueblo de Molinos, pero en vez de desviarnos a mano derecha hacia el pueblo lo hacemos a la izquierda siguiento la señal a las Grutas de Cristal a donde llegamos tras unos quince minutos.
Por un módico precio de 7€ accedemos en visita guiada a estas impresionantes cuevas declaradas Monumento Natural por el Gobierno de Aragón en 2006.
Este Espacio Natural Protegido destaca por su completo sistema cárstico formado por una red de galerías y salas subterráneas muy peculiares por sus fomas. Estas formaciones conectan con el exterior a través de las Cuevas de las Graderas o Grutas de Cristal de la Cueva de las Baticambras, constituyendo uno de los mejores ejemplos de este tipo de formaciones de todo el país.
Dentro de la gran variedad de precipitados de carnonatos como son las estalactitas, estalagmitas, columnas, cortinas y cascadas, destaca la formación de estalactitas excéntricas, de crecimiento horizontal. Debido a sus peculiares características las Grutas de Cristal son un Punto de Interés Geológico de importancia nacional.
En la zona destaca la existencia de numerosa fauna fósil, asi como dos asentamientos humanos, uno de los cuales corresponde al Hombre de Molinos, homínido mas antiguo encontrado en Aragón, fechado en unos 25.000 años.
La visita dura alrededor de 45 minutos y son básicamente dos salas comunicadas por unos pasillos plagados todos de formas y figuras esculpidas por el agua y los minerales con el paso del tiempo. En una de las fotos podéis ver lo que un día fue una cascada de agua, hoy, por supuesto, seca, pero que conserva los surcos, lo que demostraría que la cueva estuvo ocupada por el agua.
El guía era un hombre pintoresco 😛 , pero acompañaba el paseo con anéctodas e historia de las cuevas. Muy interesantes sus explicaciones acerca de la formación de las estalacticas: 1cm cada 100 años, simplemente incríble el tamaño que tienen algunas. Al parecer ya se han encontrado muchísimas más cuevas, falta que encuentren la manera de comunicarlas entre sí para hacerlas visitables.
C – Molinos
Saliendo de las cuevas nos dirigimos de nuevo a la carretera principal y bajamos, esta vez sí, al pueblo. Molinos es un lugar tremendamente tranquilo donde se respira sosiego y relax.
Lo más destacable de Molinos es el impresionante Barranco de San Nicolás, salto de agua que divide literalmente el pueblo en dos.
D – Pantano de Santolea
Regresamos de Molinos por la misma carretera por la que fuimos y nos desviamos hacia Dos Torres de Mercader. Ahora seguimos esa carretera (por llamarle de algún modo) hasta el final durante una hora aproximadamente regresando de nuevo a Castellote. Si lo tuyo son las autopistas, ni lo intentes, sin líneas, sin quitamiedos y en muchos tramos no cabe más que tu coche. Eso sí, lo más probable es que estés tu sólo 😛 . El estado de la vía se compensa con el bello paisaje, un regalo para tus ojos.
La carretera discurre paralela al pantano con lo que las vistas son espectaculares al estar éste rodeado por unas impresionantes paredes de roca.
Por toda esta zona no hay cobertura de móvil, ni casas, ni pasan más coches que el tuyo. En este caso iba yo sólo en mi coche y en determinados momentos puedes sentirte intranquilo por si ocurre algo.
Nuestra ruta del sábado termina regresando a Castellote y cenando en el hostal.
F – Cuevas de Cañart
El domingo comenzamos remontando el río Guadalote por la carretera que atraviesa Cuevas de Cañart. Al llegar a este punto parece que se termine la carretera, pero al otro lado del pueblo continúa. De nuevo no te esperes dos carriles, líneas horizontales o quitamiedos, no deja de ser una pista forestal asfaltada.
Justo al cruzar Cuevas de Cañart te topas con una fantástica vista, lo que un día fue el Convento de Servitas (1790), monumental edificación en ruínas, que aún hoy en día guarda su esplendor.
Llegó a estar habitado por 100 monjes hasta que la orden fue diseminada. Posteriormente el convento sería bombardeado durante las Guerras Carlistas. En medio de las ruínas todavía pueden apreciarse restos de lo que fueron sus bajorelieves además de la fachada.
G – Órganos de Montoro
Siguiendo la carretera y sin desviarnos del camino a pesar de que en un momento éste pierde el asfalto y se convierte en una pista de tierra, llegamos a este tramo donde realmente vamos al lado del Guadalote, lo que nos deja unos preciosos paisajes otoñales con el río como único sonido de fondo.
Un poco más arriba llegamos a los Órganos de Montoro, una recia muralla calcárea a la que el capricho de la erosión y el tiempo ha dado la aparente fragilidad de la arquitectura gótica. Está formada por capas paralelas en posición vertical, cinceladas por el agua hasta dar la forma de uno de sus tubos, de ahí su similitud con el órgano de una iglesia.
Párate todo el tiempo que necesites a contemplar y disfrutar de estos bellos parajes, no tienes prisa y vale la pena disfrutar de los caprichos de la naturaleza.
H – Río Pitarque
Siguiendo la carretera tomamos ahora el desvío hacia Pitarque lo que nos permitirá remontar el río que da nombre al pueblo. De nuevo los paisajes otoñales nos regalan postales de gran belleza.
Párate y disfruta, algo así no se ve todos los días. El río atraviesa cañones rocosos que forman junto con la vegetación estupendas composiciones otoñales.
Una vez llegas a Pitarque hay una ruta de senderismo de 4,5km (dos horas ida y vuelta) que te lleva al nacimiento del río. Queríamos haberla hecho pero nos levantamos demasiado tarde y no nos dió tiempo 😛 .
I – Villarluengo
Desde Pitarque volvemos hacia atrás y tomamos el desvío hacia Villarluengo. Sólo mira donde está situado.
Siguiendo la carretera, y si tienes tiempo, puedes parar también en Tronchón, nosotros continuamos puesto que se nos hacía tarde para comer.
Mirambel
Y llegamos al punto final de nuestra ruta, uno de los lugares por excelencia del Maestrazgo y visita obligada en todas las rutas de la zona.
La primera parada es para comer, creo que sólo hay dos restaurantes en el pueblo, nos decantamos por Hostal Guimerá, de nuevo comida típica del Maestrazgo. Judías blancas con chorizo y potaje de garbanzos de primero, ternasco al horno de segundo y flan de cafe y pastel de la casa de postre.
Tras descansar de la comida 😛 , vamos a conocer el pueblo.
Sencillo, tranquilo y pintoresco, Mirambel se encuentra en un estado de conservación y restauración envidiable. Es de esos pueblos Pin y Pon que de tan perfectos que están parecen prefabricados desde la República Independitente de tu Casa. Aún así te encantará pasear por sus calles admirando sus murallas, palacios, casonas y escudos.
Aunque se desconoce cuando las tropas cristianas conquistaron el lugar de Mirambel, las primeras referencias documentales datan de 1157, cuando Alfonso II, primer monarca de la Corona de Aragón, condeció Fuero Libre a Mirambel. En 1243 la Orden del Temple, en su labor de avance y colonización, otorgó la Carta Puebla.
Los templarios construyeron un castillo-palacio en el núcleo de la villla y comenzaron a amurallar el perímetro, labor que finalizaron en el s.XV sus herederos, los sanjuanistas. Cinco espléndidos portales darían acceso, finalmente, al recinto.
Mirambel adquirió gra protagonismo durante las Guerras Caristas. Aquí se instaló durante bastante tiempo la Junta Suprema de Aragón, Valencia y Murcia; residieron notables carlistas, que llegaron a constituir una pequeña corte. Se asentaron los obispos de Orihuela y Mondoñedo, oficinas del tribunal de secuestros de la policía, curia eclesiástica, tribunal de diezmos y hospitales, intendencia, tribunal de alzada, tesorería general e imprenta real. A mediados del s.XIX en Mirambel y su término vivían 950 personas, hoy son apenas 150.
Personalmente me recordó muchísimo, salvando las distancias, a Santillana del Mar, la mayor diferencia es la proyección turística de cada sitio (aquí no hay un Altamira 😛 ), pero creo que no tiene nada que envidiarle.
Aqui terminamos un maravilloso fin de semana en medio de la naturaleza. Dejamos para otra ruta Cantavieja, La Iglesuela del Cid y Tronchón y tras 185km regresamos a Valencia, al día siguiente hay que trabajar 🙁 .