En la provincia de Teruel y a unos 55km de la capital de la misma, perdido en mitad de una telaraña de estrechas carreteras por las que la circulación es una odisea, se encuentra este impresionante castillo, completamente mimetizado con el abrupto y rocoso paisaje de piedra rojizas. Hace ya tiempo que Álvaro me había hablado de él pero hasta ahora no habíamos tenido la oportunidad de visitarlo. Tenía razón :P.
Aunque se han encontrado restos arqueológicos de asentamientos celtíberos y romanos, las primeras referencias que se tienen son de la época musulmana, pero la verdadera importancia de esta fortaleza llegará en el s.XIV, al encontrase en la frontera entre los reinos de Castilla y Aragón se convirtió en vigilante mudo de las tensiones entre ambos reinos ya que nunca llegó a estar en primera línea de batalla, privilegio que correspondía al vecino castillo de Ródenas.
Tras la fusión de los reinos de Castilla y Aragón con el matrimonio de los Reyes Católicos el Castillo de Peracense pierde toda la importancia que tenía al desaparecer el peligro hostil en la frontera. Volvió, no obstante, a tener cierta importancia durante las Guerras Carlistas para volver al abandono total tras la finalización de éstas. En 1987 se inició el proceso de restauración que nos permite hoy en día asombrarnos con la espectacularidad de esta fortaleza y su entorno.
El fortín está formado por tres recintos amurallados concéntricos. Una gran muralla protege los flancos sur y oeste ya que el norte y el este, como veis en las fotos, son totalmente inexpugnables gracias a los acantilados sobre los que se levanta el núcleo central del castillo.
Recinto exterior
Era el recinto utilizado para proteger a la población y al ganado en caso de peligro y suponía el primer nivel defensivo con unas enormes murallas.
Unas escaleras de madera situadas a cada lado de la muralla dan acceso al adarve que puede recorrerse al completo.
Recinto intermedio
A través de una puerta situada en la segunda línea de murallas y protegida por una gran torre accedemos al recinto intermedio.
Acogía la plaza de armas del castillo y era probablemente donde se alojaban los soldados. En esta zona encontramos, además, el aljibe principal, excavado en el suelo y con capacidad para sesenta mil litros de agua.
En la confluencia de las murallas del recinto exterior e intermedio se encuentra la Torre del Hospital, que domina el flanco más expuesto tal como se ve en la imagen superior.
Recinto superior
Finalmente encontramos el recinto principal, levantado sobre un contundente espolón rocoso desde el que se divisan y controlan todos los alrededores.
Hoy en día se accede desde una escalera de madera, pero hay que imaginarse que ahí había un puente levadizo protegiendo la parte más importante de la fortificación ya que allí se guardaban no sólo víveres sino también armas y hasta tres aljibes.
El interior es totalmente irregular, adaptado al caprichoso peñasco sobre el que se levanta. Tras atravesar la puerta de entrada accedemos a un estrecho pasillo que lleva al interior del perímetro. En primer término tenemos la falsa torre del homenaje, ya que en realidad es simplemente una pantalla de protección de la fortificación. Se puede subir a la terraza superior a través de una escalera.
Por otra escalera al otro lado subimos a las estancias centrales del edificio. La cocina y los salones principales.
En la parte más alta del recinto encontramos otra especie de terraza con una cisterna para recoger agua. Se ha acomodado a lo largo del muro que la rodea un falso camino de ronda para que se pueda transitar y disfrutar de las vistas.
Hacia el extremo este del castillo, en el recinto intermedio se encuentran los restos de un cementerio.
Los exteriores que rodean la fortaleza forman parte del encanto del propio castillo, y es que las vistas desde la altura del recinto principal son espléndidas.
El castillo es completamente espectacular, tanto por su situación como por su arquitectura, su construcción de piedra arenisca roja (rodeno) y su integración en el paisaje. Compensa de sobra las peripecias para llegar hasta él :P.
Pese a lo que se pueda pensar, había mucha gente visitando el castillo. Cuando llegamos nosotros habría otros seis u ocho coches. Normalmente cuando visitamos alguna fortaleza somos los únicos visitantes :P. Una visita más que recomendable.