Creo que ya todos os habéis dado cuenta que me gusta el interior de la provincia de Castellón. En contraste con el turismo de playa de su costa (Benicassim, Oropesa del Mar, Peñíscola…), dispone de una impresionante colección de pueblos en su interior montañoso.
Hoy nos vamos a Culla. Situada a unos 130km de Valencia, Culla es el típico pueblo medieval bien conservado y con mucho encanto. Para llegar a Culla hemos de pasar por varios pueblos de la geografía castellonense donde puedes hacer parada y no te arrepentirás. Nosotros hicimos dos paradas:
- La Pobla Tornesa, para almorzar y comprar pan, ¡pan de verdad! Es una vieja costumbre que tengo, comprar pan cuando voy a los pueblos, es lo más auténtico que puedes encontrar y nada que ver con el que comes a diario en las ciudades :).
- Benassal, con parada en el balneario Font d’En Segures donde puedes aprovechar para beber y llevarte algo de agua. Íbamos con unos conocidos de allí y nos llevaron a conocer la zona.
Durante el camino tendrás casi siempre a la vista el Penyagolosa, el segundo techo montañoso más alto de la Comunidad Valenciana con 1813m y declarado Parque Natural por la Generalitat Valenciana en 2006.
Y llegamos a Culla, declarado conjunto histórico artístico y con su casco antiguo rehabilitado, pertenece, al igual que Morella, a la zona conocida como El Maestrazgo.
Enclavada en la base de un antiguo castillo árabe, Culla pasa a dominación cristina en 1233. Las ruinas actuales del Castillo son fruto de las Guerras Carlistas. Culla conserva restos de murallas, torreones y palacetes. Puedes apreciar bastantes escudos heráldicos a lo largo de las calles del pueblo.
Desde lo alto del castillo tendrás unas impresionantes vistas de la zona.
Continuando por la carretera de Culla a Torre Embesora nos encontramos con La Carrasca de Culla, considerada la encina más grande de España y Europa y declarada Árbol Monumental de la Comunidad Valenciana. Creedme que impresiona. La tradición popular dice que bajo su copa se pueden sentar mil personas.
Justo al lado del árbol nos encontramos con el Restaurante La Carrasca, donde haremos parada para comer. Posiblemente todo estará impresionante, pero nosotros íbamos directos y con las mandíbulas babeando a por una gran torrà de chuletas de cordero y embutidos acompañados de ajoaceite. No hay fotos del momento, no tengo costumbre de fotografiar los platos, prefiero dejar esos menesteres a los chicos de Cucharete, pero os puedo decir que nadie salió defraudado. La gastronomía de Culla, al igual que toda la zona, se basa en carnes a la brasa y embutidos.
Para finalizar la ruta siempre puedes terminar después de comer con un paseo por Morella.
¡Faltan las fotos de la comida! Impresionante la ENCINA -con mayúsculas-.
Y dentro de poco… ¡Jaen!
Countdown!