Después de un verano bastante movido y de tostarme bastante bajo el sol en la playa, decidí pasar unos días en um ambiente más fresquito y tranquilo, así que puse rumbo a los Pirineos, concretamente al Val d’Arán. En el siguiente mapa muestro la ruta que nos hicimos así como los puntos importantes de la misma.
Dividiré el viaje en dos artículos para no hacerlo muy extenso y pesado. En esta primera parte trateramos del Val d’Arán puro y duro y en el siguiente hablaré de las rutas fuera del valle. Cada punto de interés que aparece en el mapa irá reflejado por su letra en el artículo para que el lector sepa en todo momento qué está viendo y donde se localiza.
A – Vielha
Llegamos a Vielha después de parar a comer en un restaurante de carretera a pocos kilómetros. En general los restaurantes de la zona tienen menú del día por 18€ con un variado de la carta, muchos primeros y muchos segundos, con lo que vale la pena pedirlo, no se limitan a tres primeros y tres segundos, estamos hablando de, al menos, una docena de cada uno. En este caso pedimos tostada de escalibada los dos, parrillada de carnes a la brasa para mi acompañante y chuletas de cordero para mi y tarta de queso casera de postre. Bien en todos los aspectos, tanto la comida como el servicio y el trato, el postre excelente.
Nos hospedamos en el Hotel Husa Eth Pomer, relación calidad / precio más que correcta y con un desayuno buffet mucho mejor que en otros hoteles de más estrellas. La foto que encabeza el artículo es la vista que teníamos desde la habitación, una bonita panorámica de Vielha rodeada de montañas.
De Vielha no hay mucho más que decir. Es la capital del Val d’Arán. Muchísima gente, mucha más de la que uno se espera en pleno agosto, pero apenas hay movimiento a partir de las diez de la noche, estás prácticamente solo por la calle, hay poquísima gente cenando, y estamos hablando de un fin de semana como el del puente del 15 de agosto. Ese es el aspecto que más me ha defraudado de Vielha, algo más de ambiente para cenar y tomarte una copa. A las siete de la tarde el pueblo se llena de gente paseando y dando una vuelta, pero es sólo una ilusión, tres horas después estás tu solo.
Cenamos en un italiano cerca del hotel del cual no recuerdo el nombre, pero la impresión fue buena y la comida mejor. Ensalada de queso de cabra, pasta con salsa de quesos uno y reducción de Pedro Ximénez el otro y tarta de chocolate de postre. Los nombres exactos de los platos, como os imagináis, no los recuerdo, pero realmente estaba buena la comida.
Y con esto nos vamos a dormir con las ganas de habernos tomado una copa tranquilamente en una terracita, pero ya no es que no hubiese gente, es que no había ninguna donde hacerlo.
B- Val de Toran y Sant Joan de Toran
Después de la tradicional visita a la oficina de turismo de Vielha, salimos con una lista de rutas que se pueden hacer en coche amén de otro folleto con rutas de senderismo. Comenzamos con las rutas en coche sin tener claro hasta donde pordíamos llegar con él, pero caminar un poco tampoco hace daño a nadie.
La primera ruta nos llevaba al norte, al Val de Torán. Pueblos típicos y llenos de encanto cerca de la frontera francesa. Íbamos acompañando las descripciones de la ruta en coche con el librillo de las de senderismo ya que en ésta venían mejor explicadas. En el libro vienen fotos de los lugares a visitar y claro, lo primero que piensas al ver una foto como la de abajo es “esto no lo vemos ni de coña, solo viene en el libro”, ya me había ocurrido en otras ocasiones. Pero no, esta vez no, ahí está la cascada al lado mismo de la carretera, sin desviarte ni un sólo kilómetro y te deja con la boca abierta.
En esta cascada tocas el agua, estás casi dentro de ella. Continuando por la carretera (ésta aún era carretera) llegamos a Sant Joan de Torán, un típico pueblecito con muchísimo encanto. De aquí parten las rutas de senderismo señalizadas. El pueblo invita a la meditación y el descanso y a tomarte algo tranquilamente en el bar/restaurante que hay.
Para comer optamos por el Hotel Restaurante Peña, en la carretera desde Bossot a Viellha y siguiendo el mismo menú de 18 euros donde entre primeros y segundos se puede escoger prácticamente toda la carta. Tomamos trucha a la espalda y olla aranesa de primero y churrasco al grill y ternasco al horno de segundo. Para los postres optamos por crema catalana y flan casero. El menú y la comida bien en general, como casi todos los restaurantes de la zona, sin embargo el trato y el servicio dejan mucho que desear. Mucho, mushísimo tiempo esperando a que te atiendan. Más aun esperando a que te tomen nota y todavía más a que te sirvan la comida. Nula organización del servicio, totas las camareras pendientes de todas las mesas, con lo cual se pisaban entre ellas. La conversación de las mesas que nos rodeaban era indignación ante el tiempo de espera hasta para que les trajesen la cuenta. Creo que el comedor es demasiado grande para lo que pueden atender e incluso me atrevería a decir que la cocina no está preparada para atender a tantos comensales. Todo esto teniendo en cuenta que no estaba lleno, habría 3/4 de ocupación, no quiero imaginármelo lleno.
Vuelvo a insistir que la comida está muy bien, el problema es sólo el servicio, deberían tenerlo en cuenta. Bonito el detalle de la dueña, una señora mayor, que se extrañó de que apenas hubiésemos comido olla (enorme por cierto) y estuvo un rato charlando con nosotros.
C – Sauth deth Pish
Después de comer y tras discutir si debíamos o no hacer esta ruta, nos aventuramos. El problema es que el camino está etiquetado como pista forestal asfaltada y se toma en el mismo cruce del restaurante donde comimos. Como os podéis imaginar la pinta no era precisamente adecuada, pero aún así dedicimos aventurarnos ya que las imágenes del libro invitaban a hacerlo. Desde Pont d’Arrós nos esperan 12km de esta pista. La cosa comienza bien y vamos paralelos al río pero cuando comenzamos a ascender la cosa se complica. La falta de quitamiedos, la estrechez de la carretera y que nos toca ir por el exterior de la misma comienzan a juntarse con el vertigo y nos vemos obligados a parar para respirar tranquilos, mi acompañante se ha puesto de los nervios, no me extraña, hay puntos de la carretera que acojonan. Eso sí, las vistas cuanto más subes son más espectaculares.
Finalmente se termina la pista forestal y tras un par de minutos caminando llegamos a este impresionante salto de agua de 30m de altura, sobran las palabras.
La zona en sí es de una belleza inusitada ( 😉 ), realmente vale la pena el viaje puesto que el paisaje es espectacular. Además de la cascada hay un lago y un río, todo ello rodeado de montañas.
Y al fondo podemos ver aún las pocas nieves perpetuas que quedan en Pirineos, el Aneto, el techo de la cordillera.
La bajada es bastante más sencilla que la subida, vamos por el interior de la carretera, pegados a la montaña, y así todo es más llevadero. Ha valido la pena el sufrimiento, sin duda.
D – Atardecer en Baqueira – Beret
Como último punto en nuestra ruta nos acercamos a estas conocidas pistas de esquí. Después de la pista forestal que acababamos de descender, esta carretera era poco menos que una autopista 🙂 . Desde arriba del todo del puerto, en plenas pistas, vuelves a tener unas vistas espectaculares de Pirineos.
De vuelta a Vielha y tras comprobar que Baqueira está incluso más desértico, paramos a cenar en Artíes, algo más animado, gente joven y buen ambiente. Cenamos en un bar a base de pinchos y tapas con muy buen rollo y al volver a nuestro puneto de partida, como aún teníamos algo de hambre, paramos en el bar que más nos gustó del centro de Vielha, un bar de tapas del que no recuerdo el nombre, pasado el aparcamiento a mano derecha, al lado de Fonda D’En Pep, en la Av. Pas d’Arró, 52. Tapas distintas y cocinadas al momento delante de ti con muy buena materia prima. De destacar las sugerencias del día. Si alguien sabe como se llama este local, por favor, me gustaría nombrarlo.
Ruta Románica
Si algo llama la atención en todo el valle es la gran cantidad de iglesias románicas con sus altos campanarios. Todos los núcleos, por pequeños que sean, tienen, al menos, un templo de este estilo. Incluso hay una Ruta del Románico bien definida, pero vamos, que no hace falta seguirla para toparte con las iglesias a cada paso. Esto no sólo es aplicable al Val d’Arán, sino que, como veréis en la segunda parte del viaje, los valles de al lado también tienen las suyas, comenzando con la Iglesia de San Clemente en Taüll, máximo exponente del románico y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En el próximo capítulo del viaje nos desplazaremos a Taüll y a Ordesa donde tendremos una perspectiva completamente distinta de los Pirineos.
¿Ya te había ocurrido en otras ocasiones lo de “solo viene en el libro”? Jajaja, me suena al puente de Mayo 😉
Marcos, por ahí van los tiros, sí :P, cascadas que no existen, patrimonios de la humanidad que no sorprenden…
Ahí, ahí. Lo que sí sorpendieron fueron las Pizzerías, jajaja.
Hay………………aquí si que escogiste un buen lugar para pasar las vacaciones. Por cierto, el lugar no es para tener marcha por la noche, sinó para dormir y descansar bien para tener marcha de buena mañana. jajajajajajaja. Muy buenas las fotos.
Y hola de nuevo Albert… cuanto comentario junto!! 😛
No buscábamos marcha por la noche, obviamente :P, pero leches, salir de cenar a las diez y media de la noche y estar casi sólos por las calles… Era agosto, tampoco hacía tanto frío.
Otro de los puntos es lo que comentas, NO había apenas gente haciendo “marchas”. Nosotros sí que íbamos a sitios, guías en mano, y en la mayoría no había más de media docena de personas. Eso sí, el pueblo lleno de gente.