En la excursión de este fin de semana nos acercamos a la provincia de Alicante para hacer una pequeña ruta. El plan inicial era visitar los castillos de Perputxent (L’Orxa) y de Alfofra (Confrides), sin embargo al llegar a este último no encontramos por donde subir hasta la cima de la montaña con lo que tuvimos que desistir.
En la entrada a la localidad alicantina de L’Orxa y tomando un desvío casi sin señalizar, bueno sí, señalizado como “camino privado”, llegamos a la colina sobre la que se levanta, dominando el valle del río Serpis, este castillo, considerado uno de los más hermosos de la Comunidad Valenciana por su planta, irregular por el terreno pero imponente a lo largo del cerro.
Antes de continuar he de decir que que la subida a la fortaleza no es sencilla, no hay camino ni pista sino que hay que subir “monte a través” por la colina tal cual la veis en la imagen. Hay un pequeño cartel que indica algo así como “Castillo 25 minutos” y que señala hacia arriba por un pequeño camino entre los campos y los árboles, pues bien, sí, es por ahí… hasta que el camino desaparece y comienza el momento de escalar arrastrándose literalmente.
De todos modos vale la pena sufrir un poco, total, ¿para qué has llegado hasta aquí si no? :P. Al recinto fortificado se accede a través de los restos de las antiguas murallas, bastante en pie todavía, aunque he de avisar de nuevo que todo el entorno e incluso el interior están completamente cubiertos de maleza y de árboles lo que hace la visita difícil e incómoda, está totalmente descuidado, como siempre, no entiendo que un atractivo semejante se mantenga en este estado de ruina total con amenaza de desprendimientos.
El origen del castillo es árabe, aunque inicialmente era solo un albácar (pequeño refugio para la población). Tras la Reconquista, Jaime I (el de siempre) lo cede a la Orden del Temple y tras la disolución de ésta en 1317 a la Orden de Montesa y es a partir de entonces cuando se tienen las primeras referencias a L’Orxa. Los caballeros de éstas órdenes militares fueron quienes reconstruyeron y ampliaron el castillo original hasta darle el aspecto final (no el actual, ruinoso :P), aún se pueden distinguir fácilmente el originario castillo musulmán de las ampliaciones cristianas.
No hay mucho más que decir sobre el castillo, vale la pena por la planta que tiene y por su situación en un pequeño cerro, lástima el estado de “no” conservación en el que se encuentra, hay que moverse con mucho cuidado no sólo por la vegetación sino también por posibles desprendimientos.
Aún así, muy recomendable si te gustan los castillos ya que este es uno de esos completamente desconocidos y sin embargo de los mejores.
Justo a los pies de la colina donde se levanta el castillo pasa una Vía Verde, una de aquellas antiguas vías de tren que han sido retiradas y ahora son el paraíso cicloturista. Ahí vemos una foto con la vetusta estación abandonada frente a la fortaleza. El tren debió ser importante para el desarrollo del pueblo, comimos en un restaurante de L’Orxa (nada del otro mundo, raciones y poco más que destacar) y tenía las paredes llenas de fotos antiguas con el tren de protagonista, creo que lo mejor del sitio :P.