Hace ya algún tiempo propuse una visita de fin de semana a Alcoceber con escapada a Peñíscola incluida. Pues hoy os propongo lo contrario, fin de semana en Peñíscola con cena en Alcoceber, y es que íbamos buscando de nuevo el Restaurante Asador Guetaria que tanto nos había maravillado en aquella ocasión, pero estaba cerrado :(, una lástima. O no, así perdurará en nuestras memorias como algo digno de recordar :).
Peñíscola es, sencillamente, mágica, de día, de noche, al atardecer, al amanecer… da igual, tiene el encanto que solo algunos elegidos lugares consiguen tener sin pretenderlo.
Pasear por todo su conjunto histórico, por sus estrechas y empedradas calles protegidas por casas y edificios bajos completamente emblanquecidos de cal, subir hasta el castillo, sentarte en cualquier terraza, tomar algo en alguno de los múltiples bares que ocupan los bajos… es algo reparador para el espíritu.
El casco antiguo de Peñíscola se localiza en una pequeña península rocosa unida a tierra por un istmo, de manera que su situación geográfica facilitaba enormemente su defensa y la convierte en una ciudad en el mar. Desde lo alto del castillo se obtiene una panorámica perfecta del trozo de tierra que la une a la costa.
En lo alto del peñon se encuentra el castillo, dominando no sólo la tierra sino tambiñen el mar, el resto del pueblo se fue desarrollando adaptándose a la geografía rocosa, creando ese caprichoso entramado de calles que es Peñíscola en sí misma.
El pueblo se encuentra rodeado, así mismo, de murallas levantadas en distintas épocas, convirtíendola en lugar inexpugnable a la vez que de belleza inusitada ;).
No lo puedo negar, me encanta perderme por las callejuelas, subir, bajar, rodear las murallas… Lástima que cuando se acerca el calorcito se llena de gente de manera exagerada durante los fines de semana y pierde todo su encanto. Prefiero el otoño o la primavera en Peñíscola, creo que es cuando aparece su mejor imagen, hasta hay menos puestos de venta de recuerdos para turistas.
Castillo del Papa Luna
Qué os voy a contar del Castillo del Papa Luna que no os haya contado ya… Es sencillamente espectacular.
La historia está intimamente ligada al Papa Luna como ya os conté hace tiempo (por cierto con unas bonitas fotografías nocturnas :P). Benedicto XIII, el Papa Luna, es elegido papa en 1394, pero Francia no lo reconoce debido a que consideraban que no sería tan manejable como el anterior, además de ser súbdito del Reino de Aragón (había nacido en Zaragoza) y sería difícil que jurase lealtad a la monarquía francesa. Tras el Cisma de Occidente y en el Concilio de Constanza, Benedicto XIII es condenado como hereje y antipapa pese a sus creencias ya que él consideraba que era el único papa elegido cardenal antes del Cisma. Finalmente traslada su papado al Castillo de Peñíscola bajo la protección del rey de Aragón donde muere en 1423.
Tras la ocupación de la ciudad por parte de Jaime I en 1233 éste la cede a la Orden del Temple que edifica este castillo sobre los restos de una antigua alcazaba musulmana a imagen y semejanza de las fortalezas de Tierra Santa. Tras la desolución de la orden templaria en 1307 Jaime II la recupera para la corona de Aragón para cederla de nuevo en 1319 a la Orden de Montesa, y ésta al Papa Luna hasta su muerte, en que vuelve a la Orden y finaliza el periodo de máximo esplendor.
A partir de entonces el castillo pasó por todas las vicisitudes históricas de España incluyendo la Guerra de Sucesión y las Carlistas hasta que pierde su importancia militar.
Si los exteriores del castillo son monumentales, los interiores son apasionantes, descubriendo salones, cocinas, mazmorras, pasadizos, escaleras y todos los ingredientes necesarios para volver 600 años al pasado.
Para los que no lo sepáis, las escenas de El Cid de Charlton Heston de la batalla en la playa con la ciudad amurallada al fondo, son de Peñíscola, su playa, su castillo… ¡en 1961! Menuda presentación mundial de Peñíscola como destino turístico. Y es que Peñíscola es hoy en día el segundo destino turístico de la Comunidad Valenciana tras Benidorm y el Castillo del Papa Luna el monumento más visitado de España tras la Alhambra… o eso dicen al menos los estudios estadísticos.
Por si lo visto hasta ahora era poco, nos queda la terraza superior del castillo, con unas vistas espectaculares sobre todos los alrededores, tierra y mar… da igual a donde mires, todos los paisajes son brutalmente preciosos.
No sabíamos donde cenar y se nos ocurrió volver al Asador Guetaria de Alcoceber como ya os comenté, pero estaba cerrado, así que nos quedamos en otro al lado de aquél, Restaurante L’Illa, en el puerto deportivo también, y salimos encantados. Tabla de quesos de Cati (de la zona del Maestrazgo), entrecot a la brasa y magret de pato a la brasa. Los quesos, espectaculares, la carne, buena y en su punto. Otro buen descubrimiento, sin duda :).
De vuelta el domingo decidimos parar a comer en el restaurante del Hotel Voramar en Benicassim que tan buen recuerdo nos había dejado también en otra ocasión, una lástima, lo mejor de todo es la espectacular terraza que tienen en la playa. Si L’Illa fue la de cal, este fue la de arena.
Salimos completamente desencantados, ni la comida ni el servicio eran nada del otro mundo, la paella no estaba buena, los entrantes, un quiero y no puedo de cocina moderna… en fin, una lástima. Nuestro menú, huevos trufados, brocheta de langostinos, paella valenciana y, de postre, degustación de helados.
Siento decirlo pero es un sitio que no recomendaría a nadie, salimos muy decepcionados, esperábamos muchísimo más de un sitio con las recomendaciones que tiene este. Mucha cocina creativa, mucha presentación, pero el arroz infumable y los entrantes casi prescindibles… Eso sí, la terraza de la cafetería, espectacular, muy recomendable para tomar unas cañas y tapear.
comentarte que el guetaria esta abierto con nueva direccion y con una variedad muy grande en carnes y mariscos.
Hola Felix,
Gracias por el aviso. Estuve por allí hace unas semanas y seguía cerrado. Tendré que probarlo pronto :).