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Península do Barbanza: Catoira, Corrubedo y el Castro de Baroña

Nos vamos al otro lado del país. Mes de marzo, durante mi último viaje a Galicia :). Día típicamente lluvioso con el encanto que la lluvia solo tiene en mi tierra :). Nos vamos de excursión a la Península do Barbanza, entre las rías de Muros y Noia al norte y la de Arousa al sur, una ruta que me encanta.


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Torres Vikingas de Catoira

¡Qué recuerdos de aquella acampada con los colegas! Corría el año 1997 cuando nos vinimos a vivir de lleno la Romería Vikinga

La población de Catoira se sitúa en el interior de la ría de Arousa, en la desembocadura del río Ulla. Su importancia radicaba en ser la puerta de entrada hacia Santiago de Compostela desde el mar, por lo que su puerto tuvo cierta importancia en la Edad Media, de hecho, según la leyenda, a través del Ulla llegaron a Santiago los restos del Apóstol.


Alfonso III manda construir en el s.IX (sí, nueve) una fortaleza defensiva con el objeto de detener los ataques normandos y sarracenos que tienen como objetivo saquear Santiago. De aquella antigua fortificación de siete torres quedan hoy en día estas dos como testigo de más de mil años de historia.


Catoira celebra el primer domingo de agosto la Romería Vikinga en la que rememora uno de esos ataques y la defensa que la población de ciudad hace de la misma expulsando a los vikingos, una excusa como cualquier otra para dar buena cuenta del vino y los mejillones que se regalan… mi recuerdo me dice que tienes que luchar por ellos dada la avalancha de gente :P.

Al lado mismo de las torres y ya en la ría se encuentra fondeado durante todo el año la réplica del drakkar utilizado para la invasión durante la romería, construido siguiendo los planos enviados desde Dinamarca de uno similar. Una imagen curiosa en el s.XXI.

Praia do Vilar

Pasando Ribeira y subiendo hacia la ría de Muros y Noia nos encontramos con esta playa enclavada en el paraje natural de las Dunas de Corrubedo, una playa encantadora en verano pero espectacular en invierno.

Me parece un fastuoso espectáculo de naturaleza virgen el conjunto formado por la playa y todo su entorno, nos quedamos un buen rato pese a la llovizna ya que la belleza de las vistas invitaba a relajarse contemplando el mar.

Corrubedo

Finalmente continuamos hasta Corrubedo, un pequeño pueblo marinero que aún conserva cierto encanto, y digo aún porque, como en casi toda Galicia, poco a poco lo van perdiendo sin remedio.


Como era la hora de comer acudimos al Restaurante Taberna O Secreto, aceptable, ni bueno ni malo. El servicio agradable, eso sí, estábamos solos en el local :P. La carta escasa, pero como nos indicaron amablemente, en invierno, y más con el mal tiempo que había hecho este año, cumplen con lo justo, solo en verano se puede disfrutar de su totalidad. Nos pareció un un poco caro para lo que es Corrubedo y el propio restaurante, pero la comida cumple, sobre todo el pescado fresco.

Nuestro menú consistió en pulpo (muy escasa la ración para su precio), navajas (muy buenas y abundante la ración) y lubina a la plancha, cara pero espectacular. No es para ir a propósito pero si estás por la zona es un sitio decente.

Dunas de Corrubedo

Llegamos a las Dunas de Corrubedo, ¡cuantos recuerdos también de excursiones del colegio siendo niño!…

Pero cómo han cambiado las cosas también :P, ahora es una zona totalmente protegida, terminantemente prohibido salirse del camino y ni hablar de subir a las dunas como hacíamos antaño para dejarnos rodar duna abajo… En serio, incluso hay vigilantes y la multa es de las gordas.

Es un sitio idílico que me encanta, no lo puedo negar. Al otro lado de las dunas se encuentra la continuación de la Praia do Vilar, no sé como se llegará ahora, recuerdo que antes se cruzaban las dunas.


La duna es la más grande del noroeste peninsular, 1km de largo por 200-300m de ancho y 20m de altura.

La zona protegida dispone además de un lago de agua dulce y otro de agua salada.


Faro de Corrubedo

Si hay algo que me encanta después de los castillos son los faros, no dejo pasar la oportunidad de visitar alguno siempre que puedo.

Desde el faro se tienen unas vistas asombrosas de la costa, sobre todo en un día de mal tiempo como era este, con el mar azuzando con fuerza.

Castro de Baroña

Finalmente continuando hacia Porto do Son llegamos a uno de mis sitios preferidos, el Castro de Baroña. Al llegar a la parroquia de Baroña veremos a mano izquierda un solitario bar restaurante con un desvío, lo tomamos y dejamos ahí mismo el coche. Bajando por el monte siguiendo nuestro instinto y los propios caminos llegamos a esta paradisíaca visión.

Una pequeña península rocosa unida solamente por un estrecho istmo arenoso se convierte en uno de los mejores ejemplos de la cultura castreña, aquella civilización que surge por la evolución y adaptación de los primeros pobladores celtas y que los romanos se encargaron de aplastar.


Me encanta este sitio. Lo primero que te llama la atención son las enormes murallas defensivas que colocaron para defender el único punto débil del poblado, el propio istmo, ya que el resto del islote está rodeado de acantilados. Probablemente alcanzó su esplendor entre los siglos Ia.c. y I d.c.

Parece mentira que algo así se haya descubierto en 1933, ¿como es que nadie lo había visto antes? 😛 Imagino que estaría muy cubierto de arena y vegetación, pero de ahí a ocultarlo… Hoy es Patrimonio Histórico-Artístico.



Aquí terminamos la excursión del día, felices y contentos tras haber disfrutado enormemente con la ruta, es mágica, esa mezcla de historia y naturaleza…