Ya he hablado otras veces sobre Combarro y nunca me canso. Es siempre mi primera escapada cuando regreso a Galicia, una mañana de paseo y pulpo.
Combarro es mágico y cautivador, y más aún en esta época del año sin turistas y prácticamente sin nadie más que los propios habitantes del lugar.
En Combarro la tradición pesquera y mariscadora se mezcla inevitablemente con la agrícola gracias a esos hórreos a pie de mar, esa construcción tan típicamente gallega que consigue crear aquí un monumento natural a la arquitectura popular.
Combarro es posiblemente el casco histórico más pequeño de Galicia y Conjunto Histórico desde 1972. Tienes que perderte por sus callejuelas para meterte plenamente en esas sensaciones que provocan sus pequeñas casas de piedra, sus cruceiros y sus caminos que terminan en el mar.
Hay rincones que aunque quieran tener encanto no lo consiguen mientras que otros, sin proponérselo, lo son por el simple discurrir de la vida. Los habitantes de Combarro nunca quisieron hacer de su pueblo algo especial, ni mucho menos convertirlo en centro de visitas turísticas, ellos sólo querían vivir en su pueblo, por eso levantaron sus casas como pudieron, aprovechando la zona rocosa que quedaba junto al mar sin ocupar los escasos terrenos que dejaban para la agricultura. Así es como nació la leyenda de Combarro, los hórreos están casi en el mar para no quitar terrenos de cultivo.
Hoy en día se contabilizan una treintena de estos hórreos, muchos para un lugar tan pequeño como Combarro, y crean una especie de muralla desde el mar que hace que destaquen sobre todo lo demás, lo veas desde donde lo veas.
La marea baja cobra especial encanto aquí en Combarro, no sé como describirlo, hay que vivirlo, esas algas, esas barcas sobre la arena, ese olor a mar viva… Además, con un poco de suerte, verás a las mariscadoras a pleno rendimiento :).
Pese a que la agricultura y la pesca siguen siendo parte fundamental de la economía de la villa, es indudable que el turismo ha dado un gran empujón a su desarrollo sin por ello cargarse el espíritu ancestral que sigue teniendo. La mayoría de bajos han sido reconvertidos bien en bares-restaurantes bien en tiendas de productos de la tierra y recuerdos (por favor, que dejen de vender de una vez esas meigas :S). Y aún así se come de lujo, es un sitio ideal para comer pescados y mariscos frescos con vistas a la ría.
Eso sí, en temporada alta pierde mucho encanto, hay tanta gente que se hace insoportable, mucho… si podéis, id cuando no haya nadie :P, es punto imprescindible en cualquier viaje organizado a Galicia, todos pasan por Combarro.
Y antes de regresar al hogar materno para comer… un buen aperitivo, que me lo merezco 😛
Menos mal que he visto las fotos del pulpo recién desayunado y lo puedo observar desapasionadamente. Llego a verlo dentro de unas horas y se me va el karma a tomar por piiiiiiiiiiiiii!