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Castillo de Perputxent en Lorcha

En la excursión de este fin de semana nos acercamos a la provincia de Alicante para hacer una pequeña ruta. El plan inicial era visitar los castillos de Perputxent (L’Orxa) y de Alfofra (Confrides), sin embargo al llegar a este último no encontramos por donde subir hasta la cima de la montaña con lo que tuvimos que desistir.

En la entrada a la localidad alicantina de L’Orxa y tomando un desvío casi sin señalizar, bueno sí, señalizado como “camino privado”, llegamos a la colina sobre la que se levanta, dominando el valle del río Serpis, este castillo, considerado uno de los más hermosos de la Comunidad Valenciana por su planta, irregular por el terreno pero imponente a lo largo del cerro.

Antes de continuar he de decir que que la subida a la fortaleza no es sencilla, no hay camino ni pista sino que hay que subir “monte a través” por la colina tal cual la veis en la imagen. Hay un pequeño cartel que indica algo así como “Castillo 25 minutos” y que señala hacia arriba por un pequeño camino entre los campos y los árboles, pues bien, sí, es por ahí… hasta que el camino desaparece y comienza el momento de escalar arrastrándose literalmente.

De todos modos vale la pena sufrir un poco, total, ¿para qué has llegado hasta aquí si no? :P. Al recinto fortificado se accede a través de los restos de las antiguas murallas, bastante en pie todavía, aunque he de avisar de nuevo que todo el entorno e incluso el interior están completamente cubiertos de maleza y de árboles lo que hace la visita difícil e incómoda, está totalmente descuidado, como siempre, no entiendo que un atractivo semejante se mantenga en este estado de ruina total con amenaza de desprendimientos.

El origen del castillo es árabe, aunque inicialmente era solo un albácar (pequeño refugio para la población). Tras la Reconquista, Jaime I (el de siempre) lo cede a la Orden del Temple y tras la disolución de ésta en 1317 a la Orden de Montesa y es a partir de entonces cuando se tienen las primeras referencias a L’Orxa. Los caballeros de éstas órdenes militares fueron quienes reconstruyeron y ampliaron el castillo original hasta darle el aspecto final (no el actual, ruinoso :P), aún se pueden distinguir fácilmente el originario castillo musulmán de las ampliaciones cristianas.

No hay mucho más que decir sobre el castillo, vale la pena por la planta que tiene y por su situación en un pequeño cerro, lástima el estado de “no” conservación en el que se encuentra, hay que moverse con mucho cuidado no sólo por la vegetación sino también por posibles desprendimientos.

Aún así, muy recomendable si te gustan los castillos ya que este es uno de esos completamente desconocidos y sin embargo de los mejores.

Justo a los pies de la colina donde se levanta el castillo pasa una Vía Verde, una de aquellas antiguas vías de tren que han sido retiradas y ahora son el paraíso cicloturista. Ahí vemos una foto con la vetusta estación abandonada frente a la fortaleza. El tren debió ser importante para el desarrollo del pueblo, comimos en un restaurante de L’Orxa (nada del otro mundo, raciones y poco más que destacar) y tenía las paredes llenas de fotos antiguas con el tren de protagonista, creo que lo mejor del sitio :P.

Castillo de Peracense

En la provincia de Teruel y a unos 55km de la capital de la misma, perdido en mitad de una telaraña de estrechas carreteras por las que la circulación es una odisea, se encuentra este impresionante castillo, completamente mimetizado con el abrupto y rocoso paisaje de piedra rojizas. Hace ya tiempo que Álvaro me había hablado de él pero hasta ahora no habíamos tenido la oportunidad de visitarlo. Tenía razón :P.
Aunque se han encontrado restos arqueológicos de asentamientos celtíberos y romanos, las primeras referencias que se tienen son de la época musulmana, pero la verdadera importancia de esta fortaleza llegará en el s.XIV, al encontrase en la frontera entre los reinos de Castilla y Aragón se convirtió en vigilante mudo de las tensiones entre ambos reinos ya que nunca llegó a estar en primera línea de batalla, privilegio que correspondía al vecino castillo de Ródenas.

Tras la fusión de los reinos de Castilla y Aragón con el matrimonio de los Reyes Católicos el Castillo de Peracense pierde toda la importancia que tenía al desaparecer el peligro hostil en la frontera. Volvió, no obstante, a tener cierta importancia durante las Guerras Carlistas para volver al abandono total tras la finalización de éstas. En 1987 se inició el proceso de restauración que nos permite hoy en día asombrarnos con la espectacularidad de esta fortaleza y su entorno.

El fortín está formado por tres recintos amurallados concéntricos. Una gran muralla protege los flancos sur y oeste ya que el norte y el este, como veis en las fotos, son totalmente inexpugnables gracias a los acantilados sobre los que se levanta el núcleo central del castillo.

Recinto exterior

Era el recinto utilizado para proteger a la población y al ganado en caso de peligro y suponía el primer nivel defensivo con unas enormes murallas.

Unas escaleras de madera situadas a cada lado de la muralla dan acceso al adarve que puede recorrerse al completo.

Recinto intermedio

A través de una puerta situada en la segunda línea de murallas y protegida por una gran torre accedemos al recinto intermedio.

Acogía la plaza de armas del castillo y era probablemente donde se alojaban los soldados. En esta zona encontramos, además, el aljibe principal, excavado en el suelo y con capacidad para sesenta mil litros de agua.

En la confluencia de las murallas del recinto exterior e intermedio se encuentra la Torre del Hospital, que domina el flanco más expuesto tal como se ve en la imagen superior.

Recinto superior

Finalmente encontramos el recinto principal, levantado sobre un contundente espolón rocoso desde el que se divisan y controlan todos los alrededores.

Hoy en día se accede desde una escalera de madera, pero hay que imaginarse que ahí había un puente levadizo protegiendo la parte más importante de la fortificación ya que allí se guardaban no sólo víveres sino también armas y hasta tres aljibes.

El interior es totalmente irregular, adaptado al caprichoso peñasco sobre el que se levanta. Tras atravesar la puerta de entrada accedemos a un estrecho pasillo que lleva al interior del perímetro. En primer término tenemos la falsa torre del homenaje, ya que en realidad es simplemente una pantalla de protección de la fortificación. Se puede subir a la terraza superior a través de una escalera.

Por otra escalera al otro lado subimos a las estancias centrales del edificio. La cocina y los salones principales.

En la parte más alta del recinto encontramos otra especie de terraza con una cisterna para recoger agua. Se ha acomodado a lo largo del muro que la rodea un falso camino de ronda para que se pueda transitar y disfrutar de las vistas.

Hacia el extremo este del castillo, en el recinto intermedio se encuentran los restos de un cementerio.

Los exteriores que rodean la fortaleza forman parte del encanto del propio castillo, y es que las vistas desde la altura del recinto principal son espléndidas.

El castillo es completamente espectacular, tanto por su situación como por su arquitectura, su construcción de piedra arenisca roja (rodeno) y su integración en el paisaje. Compensa de sobra las peripecias para llegar hasta él :P.

Pese a lo que se pueda pensar, había mucha gente visitando el castillo. Cuando llegamos nosotros habría otros seis u ocho coches. Normalmente cuando visitamos alguna fortaleza somos los únicos visitantes :P. Una visita más que recomendable.

Moya y Cañete

En la excursión de hoy nos adentramos en tierras de Cuenca para llevarnos una grata sorpresa. Nuestro punto de partida, Moya, estaba planeado, la continuación, Cañete, fue un descubrimiento casual. Las fotos no son muy buenas, el tiempo no acompañaba en absoluto, pero aún así no nos amedrentamos y pudimos disfrutar de la excursión pese al viento y la lluvia. Esta es la ruta:

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Moya

Poco antes de llegar a tu destino te sorprende esta visión fantasmagórica, supongo que sería también por el día nublado que nos tocó a nosotros, pero tan fascinante que te impulsa a seguir acercándote más y más cual imán. En un pequeño cerro rematado en una explanada de unos 600m de longitud y entre las provincias de Teruel y Valencia (además de Cuenca, claro) se alzan los restos de lo que un día fue el Señorío de Moya.

DSC_0681 Una vez llegas a lo que es una pequeña barriada que aún queda en la parte baja del montículo (El Arrabal), una pista de tierra a mano izquierda te lleva hasta la entrada misma de la antigua villa medieval, no da mucha seguridad, es empinada y con un precipicio considerable, pero al final llegas arriba 🙂 .

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Pese a los robos sufridos tras el abandono del pueblo, todavía quedan en pie gran parte de los dos cordones de murallas que tenía la villa demás de algunas de las siete puertas de acceso.

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La mayor sorpresa llega al alcanzar la cima y tras entrar en el recinto amurallado, el castillo (s.XIII), parcialmente restaurado, te impacta en la mirada con su perfil perfectamente definido y su gran torre del homenaje en primer plano. Además están los restos de varias iglesias y el antiguo ayuntamiento recién restaurado también. No pudimos disfrutar como nos gustaría de la fortaleza debido al mal tiempo, pero nos resultó fascinante.

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Vamos con un poco de historia.

Pese a que se han encontrado restos anteriores a la Reconquista, es a partir de la repoblación que hace Alfonso VIII (cediéndola además a la Orden de Santiago) cuando comienza la verdadera y esplendorosa historia de Moya gracias a su privilegiada situación como “Llave de Reinos” al encontrarse entre los reinos de Castilla y Aragón.

Entre 1211 y 1231 fue objeto de importantes luchas religiosas entre las dióceis de Albarracín y Cuenca por hacerse con la fe de estas tierras que finalmente pasarían a pertenecer a la diócesis manchega.

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En varias ocasiones los moyanos se rebelaron contra los poderes, desde las Cortes Castellanas hasta el Marqués de Villena al que los habitantes rechazaron cuando Juan II le cedió Moya. Llegaron incluso a comprar la libertad de todo señor feudal convirtiéndose así en el Realengo de Moya, de manera que dependían exclusivamente del Rey, derecho que sería anulado en el s.XV.

La lealtad de Moya a Isabel I le valió la categoría de marquesado en 1480 cuando la reina cede Moya al matrimonio formado por su camarera y el marido de ésta.

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A partir de este momento comienza la mejor época de la localidad convirtiéndose Moya en cabeza del Marquesado y alcanzando gran importancia dado que era la única localidad castellana con acceso al río Turia. El destino quiso que las casas de Moya y Villena se uniesen finalmente en la tercera generación de los marqueses, alcanzando sus cotas más elevadas de esplendor hasta la llegada del s.XVIII en que comienza su decadencia con la desaparición de las principales familias.

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Todavía formará parte de la historia su papel en la Guerra de la Independencia y su resistencia contra las tropas de Napoleón, pero volvería a ser finalmente saqueada y destruida al igual que en las siguientes Guerras Carlistas.

El s.XIX cierra este capítulo de la historia con la desamortización que separaró los pueblos que formaban la jurisdicción y, con ella, la pérdida total de prestigio y el abandono progresivo de la población.

En los años 50 del s.XX Moya está ya completamente deshabitada y en estado de ruinas.

DSC_0667Hoy en día Moya es el conjunto de las ruinas de un pasado glorioso que pese a los expolios siguen ahí en pie para demostrar y dejar constancia de su paso por la historia, un paso que todavía se antoja grandioso y espectacular. En los últimos años se han realizado las primeras actuaciones con el objeto de recuperar parte del pueblo con la restauración del antiguo ayuntamiento y de parte del castillo.

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Es muy frecuenta toparte, curiosamente y aunque parezca extraño, con visitantes extranjeros que se acercan a contemplar este reducto medieval. Va a ser verdad eso de que no todos buscan sol y playa :|.

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Aquí podéis consultar toda la información que queráis sobre Moya, yo lo hice :P.

Hostería de Cañete

Mapa en mano y sin saber a donde dirigirnos decidimos ir hacia Cañete, no sé muy bien por qué, la verdad, y nos dio la hora de comer. Nos metimos directamente en la Hostería de Cañete, en la entrada del pueblo, sin tener ninguna referencia, y nos gustó. De ambiente rústico y agradable, tiene una pequeña cafetería muy acogedora con una gran chimenea y unos sillones que te empujan a echarte la siesta :).

Ya en el restaurante puedes disfrutar de las especialidades de la zona.

Sopa de gallina de corral, zarajos y morteruelo.

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Caldereta de ciervo

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Chuletillas de cordero

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Castillo de Cañete

Tras llenar el estómago y todavía embriagados por la lumbre de la chimenea, nos acercamos a visitar el castillo. ¿Castillo? ¿Qué castillo? Y es que a simple vista no parece que haya nada en lo alto de la montaña, pero sí, escondido entre las paredes encrespadas, se encuentra una fortaleza del s.X.

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Fijaos en esta imagen en la escarpada colina, menuda defensa natural tenía, no sabían nada los árabes :).

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Desde lo alto del castillo se conservan todavía las murallas defensivas que descienden hasta el mismísimo pueblo rodeándolo, cercándolo y protegiéndolo. La vista de esta muralla es increíble desde arriba. Al final de la muralla se encuentra una de las antiguas puertas de acceso.

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Estas escaleras, aunque lo parezca, no son las que conducen Mordor :P, sino que nos permiten acceder a la pequeña puerta que da acceso a la fortaleza y que solo llegas a ver cuando estas casi delante de ella arriba del todo.

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De origen musulmán, la mayor parte de lo que se conserva hoy en día pertenece seguramente al periodo califal cordobés (primera mitad del s.X). Posiblemente empezó siendo una simple atalaya durante el periodo emiral (756) para ir aumentando su tamaño hasta ocupar la totalidad de la colina, un espacio realmente grande que le da un aspecto fabuloso.

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Tras la reconquista y ya en los s.XIV y XV se reformó para habilitarlo para las nuevas armas de artillería y se reforzaron sus muros hasta que comenzó su progresivo abandono en el s.XVI.

Durante las Guerras Carlistas fue recuperado y adaptado de nuevo para ser finalmente abandonado a su suerte posteriormente, es decir, para ser utilizado como cantera para la construcción de viviendas de los habitantes de Cañete.

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Realmente no te imaginas su interior hasta que estás dentro y recorres de punta a punta todos los muros y restos que quedan ahí después de tanto tiempo. La fortaleza ocupaba toda la cima de la montaña y pese a que, como ya he comentado, el mal tiempo se cernía sobre nuestras cabezas, no pudimos reprimir las ganas de recorrerlo completamente puesto que es realmente fabuloso, te llegas a sentir en otra época.

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Por cierto, como curiosidad, en este castillo nació Álvaro de Luna.

La pena de todo esto es que está completamente abandonado y en estado de ruina, es increíble que nadie se ocupe de recuperar algo tan espectacular.

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Y como siempre y mientras la lluvia comienza a caer sobre nuestras cabezas, regresamos a casa con la satisfacción de haber sentido y tocado muros de más de mil años de historia.

P.D. Las fotos de hoy no son muy buenas, es una lástima, no se llega a apreciar bien la belleza de estos lugares, pero en serio, hacía muy mal tiempo :P.

Castillo de Forna

¡Qué pesado el tío este con los castillos! Pues sí, no lo puedo remediar, siento una enorme debilidad por estas construcciones con más de mil años de historia y que ahí siguen en pie, unas con más suerte que otras, pero ahí están.

Hoy nos acercamos a la localidad alicantina de Forna, a escasos 35km de Denia y que esconde una de las fortificaciones más impresionantes de la Comunidad Valenciana, lo descubrimos por casualidad googleando y tardamos bien poco en acercarnos. Venga va, voy a contar esa verdad que ya casi todos sabéis, estas excursiones son la excusa para darnos un homenaje en forma de comilona :P.

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Bueno, a lo que íbamos.

El castillo se encuentra en el monte de Forna, perteneciente al ayuntamiento de l’Atzúvia, y desde él se tienen unas vistas espectaculares de toda la zona llegando incluso a verse la costa y el mar.

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La fortaleza es simplemente impresionante, grande y robusto, desde el exterior parece un bloque inaccesible. De planta cuadrada y flanqueado por cuatro torreones (uno más grande que los demás) con un gran patio central, su origen hay que buscarlo en le época almohade (finales del s.XII principios del s.XIII). En el s.XV se reforma dándole el aspecto que hoy podemos ver, con un carácter más palaciego que defensivo.

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Jaime I (cómo no), lo conquistó para el Reino de Aragón en 1258 y éste lo cedió a Bernat Guillem para que se encargase de su administración. A partir de aquí, y como la mayoría de castillos, pasa por distintas manos, bien por herencias bien por cesiones, hasta que en 1435 llega a la familia Cruilles, que crea la Baronía de Forna, y en cuyo poder estaría la fortaleza hasta el s.XVII momento en el que vuelven los movimientos sobre la propiedad junto al título de Barón hasta su abandono definitivo en 1963.

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Como dato curioso, en los pocos documentos escritos que existen nunca se hace referencia directa al castillo sino a la localidad de Forna al completo, algo extraño teniendo en cuenta que no pasa precisamente desapercibido.

Actualmente el castillo pertenece al ayuntemiento de l’Atzuvía.

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No pudimos acceder al interior, para hacerlo se debe concertar la visita llamando al ayuntamiento, una lástima que no haya nadie aunque sea los fines de semana. Cuando fuimos nosotros no éramos los únicos, había como una docena más de personas, una pena que nadie pudiese entrar. DSC_0797

El exterior, como ya he comentado, se encuentra perfectamente conservado con sus muros originales. Dicen que es probablemente el castillo mejor conservado de la provincia de Alicante, casi nada, de ahí que tenga una enorme importancia en el estudio de la época medieval.

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A comer

Tras la visita matutina nos acercamos a Restaurante Mena, en Denia, un clásico de la zona, en la carretera hacia Javea bordeando la costa. Muy importante hacer reserva previa, sobre todo en verano, pero se llena todo el año. Las vistas desde la terraza son espectaculares ya que está levantado justo encima del mar.

DSC_0831Nada de lujos, el clásico restaurante de playa venido a un poco más pero que responde a las expectativas. Excelente relación calidad/precio, pescados y mariscos de calidad y muy buenos arroces junto a un servicio eficiente. ¿Qué más se puede pedir?

Puntilla

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Arroz con bovagante

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Postres

Lo siento, no recuerdo los nombres. Debajo de todo, detalle de la casa 🙂

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Y aquí terminamos otro día de viaje histórico-gastronómico. Nos encantó el castillo mucho más de lo que esperábamos y nos quedamos con las ganas de ver el interior. Quizás algún día nos animemos a volver porque vale la pena.

Castillo de Garcimuñoz

Últimamente hacemos bastantes viajes Valencia-Madrid-Valencia y nos hemos acostumbrado a buscar algún sitio que nos quede más o menos de camino para hacer una paradita a la vuelta, normalmente en domingo, y aprovechar el viaje y que no se nos haga tan pesado. En esta ocasión paramos en Castillo de Garcimuñoz (es el nombre del pueblo, no sólo un castillo), al ladito mismo de la A3 en el km.156, no hay que desviarse absolutamente nada. Habré pasado docenas de veces por ahí en los últimos diez años, habré mirado docenas de veces el cartel y nunca hasta ahora se me había ocurrido parar y ¡valía la pena!.

Castillo de Garcimuñoz es un pequeña localidad de la provincia de Cuenca de menos de 200 habitantes pero con un expléndido pasado de lo que da fé su impresionantre castillo que, aunque ruinoso hoy en día, demuestra que en su momento tuvo gran importancia. Hay que remontarse al año 1172 para comenzar a oir hablar del pueblo bajo su denominación árabe, Al-Borch Hamal, y es posible que hubiese una fortaleza inicial musulmana donde ahora está el castillo, pero no hay nada que lo demuestre.

Es a partir de su reconquista en 1177 por Alfonso VIII en su camino a Alarcón y Moya (de este último lugar os hablaré pronto) cuando comienza a hablarse en serio de Castillo de Garcimuñoz, nombre del caballero que acompañaba a Alfonso VIII y al que éste encomendó la tarea de repoblar y vigilar el castillo. Posteriormente pasa a ser parte del Señorío de Villena llegando a conseguir en 1322 la independencia como villa.

Desde entonces pasó por distintas manos a lo largo de su paralela historia con la de España, llegando a ser castigado por los Reyes Católicos tras haberse opuesto a la subida al trono de Isabel y haber apoyado a Juana La Beltraneja, hasta que en 1823 y tras la desaparición por ley de la jurisdicción de los señoríos pasando a la Hacienda Pública el cobro de tributos, cuando los Marqueses de Villena venden el Castillo.En 1708 la iglesia de San Juan Bautista y el cementerio se instalaron dentro del bastión, lo que ha ayudado a que la fortificación llegue hasta nuestros días.

Como curiosidad, Garcimuñoz se hizo mundialmente conocido cuando en 1479 Jorge Manrique fue herido de muerte en los alrededores del castillo, luchando contra el Marqués de Villena en nombre de Isable la Católica.El castillo es grandioso y espectacular, parece ser que sus muros tienen hasta tres metros de espesor, y digo parece ser porque hoy en día, aunque pertenece al ayuntamiento, es la Iglesia la que hace uso de él y el párroco el único que tiene llaves del mismo para poder visitarlo. Ahora vas y lo buscas :P. Preguntamos por él, pero no pudimos localizarlo, si vais y lo encontráis, quizás podáis visitarlo, no sé si vale la pena dado el estado en que se encuentra.

Aunque no se puede ver el interior, y aún así se supone que está completamente derruido, el exterior es impresionante, se conserva todo el perímetro formado por los muros y las cuatro torres circulares.

Tras dar una vuelta alrededor del castillo admirando sus cuatro muros, nos adentramos a dar un pequeño paseo por el resto del pueblo, declarado Conjunto Histórico Artístico. Nos sorprendío muchísimo, es un pequeño pueblecito pero para nada abandonado ni descuidado, todo lo contrario, casi todas sus calles y casas están bien restauradas y arregladas, dando un bonito aspecto al pueblo.

A ver, tampoco os esperéis algo del otro mundo, está bien y ya está, sin ostentaciones, sin grandes casonas y palacios (aunque alguna hay), simplemente un pequeño pueblecito manchego cargado de historia y bien restaurado.

A comer

Para comer fuimos de nuevo a la Hospedería Casas de Luján, y nos volvió a encantar, no sólo para comer, nos parece un lugar ideal para un fin de semana tranquilo y relajado con tu pareja. Lo mejor de todo es que esta vez tenían un menú especial anticrisis sencillamente espectacular (la carta, en general, se va un poquito de precio), entrantes variados de las distinas especialidades de la zona junto a buen entrecot, no impresionante pero suficiente para lo que estás pagando por el menú completo.

Ubicado en una antigua casa de labranza del s.XVI completamente restaurada, el restaurante es un lugar cálido y muy acogedor, las dos veces que hemos ido nos hemos sentido muy a gusto. Además el personal ayuda a que te sientas bien, profesionales, amables, educados y se preocupan lo justo para no caer en la pesadez.

Pan con tomate y unos entrantes sencillos mientras esperamos.

Entrantes variados, especialidades manchegas (morteruel, ajoarriero, queso manchego…).

Entrecot a la planchaY el postre, que no recuerdo como se llamaba 😛

Y ya está, de vuelta a casa que nos queda medio viaje todavía y mañana hay que trabajar. Si estais por la zona y os apetece, además de visitar Segóbriga os recomiendo el yacimiendo de Valeria, Belmonte o Villaescusa de Haro.

Mora de Rubielos y Rubielos de Mora

La excursión de fin de semana de la que hablaremos hoy la tenía apuntada desde hacía mucho tiempo en mi lista pero por una razón o por otra no habíamos podido (o no habíamos querido) hacerla antes. Al final lo logramos, y creedme que bien vale la pena.

Mora de Rubielos

El día comienza en Mora de Rubielos, provincia de Teruel (¡también existe!), donde nada más llegar te impacta la brutal presencia del castillo que domina sobradamente toda la villa gracias a su impresionante envergadura, fijaos simplemente el tamaño de la iglesia a la izquierda respecto al del castillo.

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Mora de Rubielos se localiza en la sierra de Gúdar, a escasos 40km de las pistas de esquí de Valdelinares. Probablemente existió un asentamiento ibérico en este lugar del que no ha quedado constancia alguna al igual que de la primera alcazaba musulmana que seguramente hubo. En cualquier caso no ha quedado ningún resto del mismo en el castillo actual.

La historia de Mora de Rubielos, al ser ocupada por los árabes, está íntimamente ligada al periodo de la Reconquista. Alfonso II lo tomó para los cristianos en 1171 y desde entonces y durante 30 años fue el frente cristiano en su asedio al Reino de Valencia.

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Tras sucesivas donaciones y herencias el pueblo pasa a manos de Juan Fernández de Heredia (III), nieto de Juan Fernández de Heredia, Gran Maestre de la Órden del Hospital y miembro de una de las ocho familias más importantes de Aragón. Es en esta época cuando el pueblo alcanza su mayor expresión gracias a sus nuevos dueños y cuando se construyen tanto la Ex-colegiata de Santa Maria como el Castillo-Palacio.

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Su crecimiento obliga a la construcción de la segunda línea de murallas y tras la Guerra de Sucesión alcanza el título de marquesado y fidelísima por su apoyo a Felipe V. Las posteriores guerras habidas en España dejaron su huella de destrucción en Mora de Rubielos hasta la Guerra Civil.

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La Ex-Colegiata fue declarada Monumento Nacional en 1944 aunque quedó completamente destruida tras la Guerra Civil,  el nuevo retablo es de 1945, y Mora de Rubielos fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1978. Desde entonces podemos disfrutar de uno de esos pueblos donde cada piedra y cada sillar tienen casi mil años de historia que contar. Por cierto, Ex-Colegiata viene de haber perdido la condición de Colegiata en 1851.

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Recorrer las calles de Mora de Rubielos es ir descubriendo casonas y palacetes, balcones y fachadas que evocan otras épocas. Sin lugar a dudas es una de esas visitas obligadas, y es que este pueblo no es sólo el Castillo o la Excolegiata, son sus portales (Primer Portal, Portal de Cabra, Portal de Rubielos), son sus casas, sus calles y plazas, sus ermitas.

Tampoco debes perderte los alrededores del pueblo, un paraíso para el senderismo.

Las murallas

En la colina frente al castillo nos impactan los restos de la antigua muralla, aún bien apreciables y que nos dan idea del tamaño que un día debieron tener.

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Se puede subir a las dos torres y de una a la otra se va por encima de la muralla. Están bastante restauradas, obviamente, pero evocan la grandiosidad que un día debieron tener.

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Las vistas del pueblo desde la muralla son sublimes, la primera foto del artículo está sacada desde allí.

El Castillo

Y llegamos al castillo. Es un recinto fortificado con planta de cuadrilátero irregular a medio camino con un palacio. La plaza de armas central, descubierta, tipo claustro, es espectacular, con las salas del edificio distribuidas a su alrededor en dos alturas a las que hay que sumar los sótanos.

A lo largo de su historia ha sido desde convento a cárcel pasando por cuartel militar durante la Guerra Civil, quedando finalmente en ruinas hasta que fue completamente restaurado en los años 70.

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Tiene cuatro torres poco más altas que la estructura general, una de ellas sirve de entrada al recinto. En otra, probablemente la antigua armería, se ha instalado un museo etnográfico, no es nada del otro mundo en sí mismo, pero gana muchos puntos por el entorno en el que se encuentra.

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En otra de las torres se encuentran las antiguas mazmorras, completamente restauradas y visitables y todavía conservan algunas de las argollas a las que eran encadenados los presos.DSC_0571

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Finalmente, en las distintas estancias se encuentran las antiguas dependencias del palacio. Salones, cocina, despensa, etc. Todo completamente restaurado, eso sí. Se puede visitar los fines de semana de todo el año y todos los días de julio y agosto. Es un destino clásico para los valencianos :).

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La verdad es que el castillo nos encantó, es una mole de piedra con grandes muros en mitad de un pequeño pueblo.

A comer

Íbamos con la idea de comer en El Rinconcico, del que todo el mundo habla maravillas, pero fue imposible, tienen muy pocas mesas y sin reserva es rarísimo que consigas comer. Otra vez será. Acabamos comiendo en el Restaurante La Carrasca, en la carretera de entrada al pueblo, donde presumían de ser especialistas en carnes a la brasa, y así fue.

Delicias de Teruel

Aceptable y punto, hemos tomado mejor jamón D.O. Teruel.

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Entrecot a la brasa

Espectacular, en la foto no se aprecia el tamaño del bicho en absoluto, grande, gordo, sabroso, muy sabroso. La única pega, un poco hecho de más, sin llegar a estar hecho del todo. Me gusta la carne muy poco hecha.

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Pollo a la brasa

Sencillo pero perfecto también. Muy bien hecho y sabroso.

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Es un sitio que engaña, la apariencia una vez entras es de restaurante de carretera, pero es cierto que perfecto para comer carnes. No busques refinamientos ni un servicio profesional, es un restaurante familiar de menú del día, pero saben vender carne :).

Rubielos de Mora

Con la barriga llena continuamos el viaje al pueblo de al lado, 12km de viaje nada más, y de nombre muy parecido.La verdad es que no he encontrado apenas información sobre la historia del pueblo, así que me tendré que ahorrar toda esa parte, me habría gustado saber algo más. Aunque se  han encontrado restos ibéricos y romanos, las primeras referencias de la ciudad llegan durante la Reconquista allá por el 1194. Posteriormente el crecimiento y su floreciente comercio obligan a la construcción de la muralla exterior y más tarde conseguirá el título de villa otorgado por Pedro III de Aragón en 1366.

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Rubielos de Mora es muy parecido a Mora de Rubielos en el sentido de que son dos villas con un caracter medieval muy pronunciado y bien conservado, ámbas son muy bellas y tienen un encanto que pocos lugares llegan a lograr sin ser “pueblos Pin-y-Pon“, es decir, excesivamente restaurados. Y sin embargo son completamente distintas. Mora, pese a mantener ese caracter medieval, queda completamente empañado por la majestuosidad del castillo, mientras que en Rubielos vives mucho más el pueblo en sí mismo, sus calles, sus casas, sus palacios, son dos sensaciones distintas.

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Rubielos recibió en 1983 el premio Europa Nostra, por su labor de restauracion y conservación, bien merecido. Todos los detalles están cuidados, calles, plazas y casas limpias y restauradas conservando las fechadas y las esencias originales de manera armoniosa.

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En su día hubo un castillo en Rubielos de Mora, pero está prácticamente desaparecido, quedando apenas algún muro en el barrio más antiguo del pueblo.

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A lo largo de tu paseo por Rubielos te asombrarás de las casas y palacios con los que te vas cruzando, da igual a quian hayan pertenecido, condes, marqueses o simples artesanos, girarás la cabeza a ámbos lados buscando y admirando aleros de madera, arcos o simplemente fachadas. Rubielos es la localidad aragonesas con más casas señoriales, casi nada. Contra el caracter noble de Mora, Rubielos era lugar de artesanos y comerciantes y fueron ellos los que consiguieron darle explendor.

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Rubielos, y el conjunto que forma junto a Mora, son uno de los lugares más bellos de todo Aragón, desde que atraviesas el Portal de San Antonio te ves inmerso en una vorágine de sensaciones a cada paso más gratificantes.

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Pero Rubielos tampoco es sólo el pueblo, no dejes de preguntar por los alrededores.

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Aquí puedes saber un poco más de Rubielos de Mora.

Nuestra excursión termina aquí. Nosotros estuvimos en noviembre, los días ya son cortos y no tuvimos tiempo de más, pero si puedes o te entretienes menos que nosotros, puedes continuar visitando pueblos como Mosqueruela, La Iglesuela del Cid o Puertomingalvo.

Castillo de Onda

El Castillo de Onda se alza en lo alto de una pequeña colina en la villa del mismo nombre desde donde la domina y vigila.
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El origen del castillo es árabe y en el interior se puede encontrar la parte más antigua, en proceso de excavación, es la parte central que podemos ver en esta foto, una pequeña fortaleza dentro de otra. Creo que está cerrada al público debido a los trabajos de investigación, alk menos cuando fuimos nosotros así era.

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Onda fue conquistada en 1090 por El Cid, aunque volvería a ser árabe hasta la conquista definitiva en 1238 por, ¿lo adivináis?, Jaime I El Conquistador en su camino a Valencia cuyo último rey musulmán, Zayyan, era precisamente originario de Onda.

DSC_0540Traes caer en manos de la Orden del Temple, el castillo pasa a manos de la nueva Orden de Montesa creada en Valencia.DSC_0525Posteriormente el castillo pasó con cierta relevancia por todos los acontecimientos históricos de España, desde la ocupación francesa hasta las Guerras Carlistas. Finalmente, en 1938 es bombardeado durante la Guerra Civil quedando prácticamente destruido.

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La fortaleza, de origen puramente militar, tenía hasta cuatro líneas de defensa comenzando en la propia alcazaba original en el punto más alto y terminando en las murallas más exteriores que todavía pueden verse, torreones incluidos.

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El castillo se puede visitar completamente pero hay que estar atentos a los horarios. El paseo por el recinto es fantástico, es de esos donde llegas a sentir el peso de la historia en cada una de sus piedras y rincones. DSC_0521

La muralla de todo el perímetro del recinto es sencillamente espectacular y la muralla más externa, que se ve bien desde algunos lados del castillo, aún conserva algunas de las numerosas torres que llegó a tener, de hecho se le conoce también como el castillo de las 300 torres en palabras del cronista Muntaner: El castillo de la villa de Onda, que tiene tantas torres como días hay en el año.

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En el interior del castillo, en lo que antiguamente eran la iglesia y la escuela, se encuentra hoy en día un pequeño museo y el centro de recepción de visitantes.

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DSC_0510Después de visitar el castillo puedes dar una vuelta por el casco histórico de Onda, declarado en 1967 Conjunto Histórico-Artístico, descubrirás algunos rincones interesantes como la plaza mudéjar de L’Almodí, la iglesia de la Sangre, la Plaza de la Sinagoga o las Escaletes dels gats, rincón típico de Onda este último de camino hacia el Castillo.

Castillo de Sax

Hoy vamos con uno de los que a mi me gustan, un castillo en toda regla.

En la localidad alicantina de Sax encontramos imponente el castillo del mismo nombre, bien visible desde la misma autovía Alicante-Albacete-Madrid, no tiene pérdida.

La primera sorpresa nos la llevamos al llegar al recinto de acceso. Está cerrado al público de manera permanente, no tiene horario de apertura propiamente dicho, pero puedes visitarlo casi en cualquier momento. ¿Cómo es eso? Fácil, debes pedir la llave en el cuartel de la Policía Local, sí, como has oído, te dan las llaves del castillo 😛 .

Se accede desde una especie de paseo arbolado, también cerrado con una gran verja pero que el peatón puede esquivar sin problemas, y llegas a la puerta de madera donde tienes el candado que abre la llave en cuestión.

Castillo de Sax

Es increíble que un castillo en este estado y completamente restaurado no tenga ni vigilancia ni un guía permanente ni absolutamente nada. Encima el cartel que indica dónde recoger la llave apenas está visible, nosotros lo vimos de casualidad.Castillo de Sax

De origen islámico, fue conquistado por la Orden de Calatrava en el año 1239 (junto al de Villena) y, por orden de Jaime I, cedido a la Corona de Castilla. El castillo tal y como lo conocemos hoy se cree que data del s. XV (época cristiana) aunque es segura la existencia anterior de un alcázar musulmán en el mismo emplazamiento.

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El origen del actual Sax viene, probablemente y a pesar de la existencia de restos romanos e íberos, del s.XII, cuando los musulmanes promovieron entre sus tropas la instalación en estas tierras, más por el interés defensivo de la zona que por el meramente económico, esto demuestra la importancia del castillo ya desde época árabe.

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IMG_3257La planta alargada de la fortaleza es un calco del cerro sobre el que se levanta, no hay más que seguir la línea que forma la almenada muralla para dibujar la cresta de la colina. Desde lo alto de la Torre del Homenaje podemos ver perfectamente todo el perímetro de la construcción.

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El castillo se compone fundamentalmente de dos torres de planta cuadrada unidas por una muralla almenada. La primera torre es de origen romano mientras que la segunda, considerada la del Homenaje, es del XII, aunque sus cimientos datan ya del X.IMG_3237Me ha encantado este castillo a pesar de la reconstrucción. Tanto el exterior como los interiores están bien recuperados y definidos y sientes la historia en sus muros. Las vistas desde lo alto de la Torre del Homenaje son sencillamente impresionantes y demuestran el por qué de su importancia defensiva.

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No muy lejos de este castillo encontramos otros de gran interés que nos permiten hacer una bonita ruta de castillos desde Almansa hasta Novelda pasando por Biar, Petrer, Villena, Castalla y el mismo Sax. Yo los dejo para un fin de semana del próximo otoño 🙂 .

Por cierto, no olvides devolver la llave a la Policía Local 😛 .

Castillo de Xàtiva

Hoy toca el destino más clásico para los valencianos para una escapada de fin de semana. Llevábamos muchísimo tiempo queriendo ir pero está tan cerca (60km) que siempre lo dejábamos para otro día. Finalmente un domingo aburrido y sin nada que hacer nos decidimos y, la verdad, vale la pena.

La principal refencia de Xàtiva es su castillo, enclavado imponente en la montaña a cuyos pies se extiende el pueblo. Hasta que te encuentras allí arriba no te das cuenta del tamaño real de la fortaleza ya que se extiende a lo largo y ancho de la cumbre.

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Conquistado ya en el s.III a.c. por el cartaginés Ánibal y posteriormente por el romano Escipión, fue la principal defensa de la zona durante esta época. Su situación estratégica, con la Vía Augusta a sus piés, que llevaba de Roma a Cartagena y Cádiz a través de los Pirineos, le otorgaba una importante función de vigilancia y protección.

Tras los romanos llegaron los visigodos y en el año 714 los musulmanes donde el castillo pasó por varios momentos, desde ser reino independiente hasta depender de las taifas de Valencia o Toledo e incluso del Califato de Córdoba.

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En 1099 El Cid fracasó en la reconquista del Castillo. Tendría que ser el gran libertador cristiano Jaime I El Conquistador el que, tras la toma de Valencia en 1244, ocupa el castillo después de cinco meses de asedio.

En el s.XV el castillo se convierte en prisión de la Corona de Aragón coincidiendo con la llegada al papado de la familia Borgia (Borja originalmente).

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En 1707 la ciudad fue saqueada y destruida por las tropas borbónicas tras la victoria en la batalla de Almansa sobre el ejército del Archiduque de Austria.

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Existen, pues,  dos partes bien diferenciadas en el castillo, la más antigua (Castillo Menor) y la más moderna (Castillo Mayor). El primero se correspondería con aquél íbero o cartaginés existente antes de la llegada de los romanos  (primera foto del artículo) mientras que el segundo sería ya de construcción latina (foto siguiente).

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En resumen, una fortificación muy interesante y de gran extensión, ideal para tirarte un par de horas paseando tranquilamente por todas las salas y dependencias del castillo. Es de esos sitios donde realmente sientes que algún día se hizo vida de verdad en su interior.

El castillo te regala, además, impresionantes vistas de la comarca. En un día medianamente claro se puede ver incluso el mar.

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Para comer escogimos Casa La Abuela, en el centro de Xàtiva. Habíamos tenido buenas referencias sobre este restaurante, pero al final normalito tirando bajo, la calidad no está acorde al precio.

Casa la Abuela, XativaCasa la Abuela, Xativa

Nuestro menú consistió en un sencillo entrante, dos platos y postre.

Pulpo a la parrilla con fritada de pimientos verdes y cebolla con crema de patatas

Casa La Abuela, Xativa, Pulpo

Arroz al horno de la Costera

Arroz al horno de la Costera

Arroz meloso de rape y cigalitas, con almejas del terreno y verduras

Arroz meloso de rape

Arroz meloso de rape

Selección de postres

Selección de posters

El arroz al horno, para ser la especialidad de la zona, mal, muy mal, insípido y punto.

El pulpo pasable y el arroz meloso lo mejor, bastante bueno comparado con el arroz al horno.

Y después de comer un paseo por el casco histórico de Xàtiva para bajar lo comida te hará descubrir bonitos rincones de la cuna de la familia Borgia.

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Xativa

El centro antiguo no es muy extenso ni llamativo pero muy agradable de recorrer para pasar la tarde.

Parque Natual del Desierto de Les Palmes

Otra de escapadas.  Este sábado nos acercamos a Benicassim a pasar el día. No había estado aún y la verdad, no me disgustó, esperaba algo tipo Benidorm, pero no es así. El tiempo era excelente y estuvimos dando un paseo por la playa tostándonos al sol y admirando las magníficas villas que adornan la primera línea de la costa, lo que le da un toque más del norte de España que de la costa mediterránea. Es una pena ver el estado de alguna de esas casas y una envidia (no sana 😛 ) lo que producen otras. Nos tomamos unas cañas en el Hotel-Restaurante Voramar, abierto desde 1930, debió ser de los pioneros en temas hoteleros. Nos llamó la atención el restaurante del hotel, al parecer recomendado en la Guía Michelín, con precios aceptables en general, pero teníamos otra idea para la comida. Eso sí, he de reconocer el gesto de nuestro camarero de la terraza. Habíamos pedido unos mejillones tigres para acompañar nuestras cañas y literalmente se olvidó de servirlos. Tras disculparse amablemente y preguntarnos si aún los queríamos, le dijimos que sí, que no se preocupase, y que de paso trajese otro par de cañas 😛 . A la hora de pagar no nos cobraron los mejillones, el camarero nos trajo la cuenta y literalmente nos dijo “a los mejillones invita la casa y disculpen el olvido“. Chapeau. Y es que esos detalles apenas se ven ya en los bares y restaurantes. Entre esto y la buena pinta del restaurante, volveremos para probarlo, sin duda. Mientras tanto, una buena propina para el camarero.

Para comer habíamos fichado al bajar hacia la playa un sitio que nos embriagó por el olor a carne a la parrilla que había en toda la calle, Les Barraques (Gran Avenida Jaime I, 217 – A, Benicassim. Tel: 964 300 248). No tengo fotos del momento, pero el entrecot y la brocheta de solomillo de cerdo, fantásticos, así como el postre, flan de queso y crema catalana caseros. Todo ello a muy buen precio. Sin duda será el típico sitio que se ponga hasta los topes en verano, además parece ser que los arroces tienen bastante fama.

Tras reposar un poco la comida tomamos dirección al Desierto de Les Palmes, una estrecha carretera donde los carteles avisan ya de “provisional” 😐 . El acceso está, eso sí, bien señalizado.

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El Desierto de Les Palmes es una pequeña sierra paralela a la costa entre Benicassim y Castellón. La ruta que hicimos son apenas 15km. La denominación de desierto proviene del nombre que le daban los monjes Carmelitas a las zonas dedicadas a la meditación y contemplación, y esta es una de ellas, no es que sea un desierto tal y como lo entendemos. La ruta está plagada de signos que demuestran que ésta era una zona de retiro espiritual.

En el primer tramo de la ruta, y a medida que ascendemos, divisamos unos restos que nos llaman poderosamente la atención. Son las ruinas del antiguo monasterio de los Carmelitas, ahora hay uno nuevo algo más adelante.

Ruínas del antiguo monasterio de monjes Carmelitas

Tiene una pinta magnífica, lástima que no se pueda llegar, está completamente vallado y cerrado a cal y canto.

Ruínas del antiguo monasterio de monjes Carmelitas

Continuando por la ruta llegamos al Castillo Montornés, o mejor dicho, lo que queda de él. El cartel que marca el desvío indica “1000m“. Creo que alguien no maneja bien las distancias 😛 .

Castillo Montornés

La tarde era magnifica, así que, ni cortos ni perezosos nos animamos a llegar hasta la fortificación cruzando el camino que se ve en la foto de arriba. Tenía mejor pinta cuando comenzamos, pero está muy empedrado y hay zonas donde debes agarrarte para salvar algunos trozos del camino que, todo hay que decirlo, está perfectamente señalizado para llegar a… uno de los antiguos aljibes del antiguo castillo.

Castillo Montornés

Y es que aunque parezca absurdo no encontramos la manera de subir hasta la fortaleza propiamente dicha, nos quedamos en los aledaños ya que el camino “oficial” no llegaba a la cumbre y no vimos ninguno “extraoficial” que lo hiciese. Una pena, las vistas desde arriba deben ser magníficas. Nos conformamos con ver los restos de la torre un poco más cerca.

Castillo Montornés

De origen árabe (S.X), fue tomado inicialmente por El Cid en 1094 aunque sería, como no, Jaime I quien lo reconquistaría definitivamente en 1233.
Su situación de gran importancia estratégica para la defensa de la zona ya que dominaba un gran espacio marítimo.

Castillo Montornés

Lo que sí veremos perfectamente son los restos de la antigua muralla.Castillo Montornés

Castillo Montornés

Al final fue una horita de paseo entre ida y vuelta, no está mal después de la comilona.

A lo largo de toda la ruta puedes ver preciosas vistas donde las sinuosas montañas contrastan abiertamente con el Mediterráneo al fondo, los edificios de Benicassim y la Plana de Castellón. Los paisajes desde las alturas son magníficos.Desierto de Les Palmes

Desierto de Les Palmes

Desierto de Les PalmesDesierto de Les Palmes

La última parada de la ruta es la Ermita de la Magdalena, a los pies del Castell Vell, origen de la ciudad de Castellón. El domingo se celebraba la Romería de la Magdalena, fiestas patronales de Castellón, y ya tenían todo preparado para el gran día. No hay mucho más que decir. Lo que mejor pinta tiene son los restos del antiguo castillo, pero están completamente cerrados por restauración, con lo que nos quedamos con las ganas de verlo más de cerca.Ermita de la Magdalena

Nuestra ruta termina en Castellón, donde tomamos la carretera de vuelta a Valencia.

Es una bonita ruta para hacer una mañana o una tarde no muy calurosa como fue nuestro caso. A mitad de camino tienes un magnífico restaurante donde puedes hacer una parada perfecta para comer tras subir al castillo. No hagas como nosotros que llegamos a tomar algo sin un euro en el bolsillo y tuvimos que pagar dos cocacolas con tarjeta 😛 .