Ya he hablado otras veces sobre Combarro y nunca me canso. Es siempre mi primera escapada cuando regreso a Galicia, una mañana de paseo y pulpo.
Combarro es mágico y cautivador, y más aún en esta época del año sin turistas y prácticamente sin nadie más que los propios habitantes del lugar.
En Combarro la tradición pesquera y mariscadora se mezcla inevitablemente con la agrícola gracias a esos hórreos a pie de mar, esa construcción tan típicamente gallega que consigue crear aquí un monumento natural a la arquitectura popular.
Combarro es posiblemente el casco histórico más pequeño de Galicia y Conjunto Histórico desde 1972. Tienes que perderte por sus callejuelas para meterte plenamente en esas sensaciones que provocan sus pequeñas casas de piedra, sus cruceiros y sus caminos que terminan en el mar.
Hay rincones que aunque quieran tener encanto no lo consiguen mientras que otros, sin proponérselo, lo son por el simple discurrir de la vida. Los habitantes de Combarro nunca quisieron hacer de su pueblo algo especial, ni mucho menos convertirlo en centro de visitas turísticas, ellos sólo querían vivir en su pueblo, por eso levantaron sus casas como pudieron, aprovechando la zona rocosa que quedaba junto al mar sin ocupar los escasos terrenos que dejaban para la agricultura. Así es como nació la leyenda de Combarro, los hórreos están casi en el mar para no quitar terrenos de cultivo.
Hoy en día se contabilizan una treintena de estos hórreos, muchos para un lugar tan pequeño como Combarro, y crean una especie de muralla desde el mar que hace que destaquen sobre todo lo demás, lo veas desde donde lo veas.
La marea baja cobra especial encanto aquí en Combarro, no sé como describirlo, hay que vivirlo, esas algas, esas barcas sobre la arena, ese olor a mar viva… Además, con un poco de suerte, verás a las mariscadoras a pleno rendimiento :).
Pese a que la agricultura y la pesca siguen siendo parte fundamental de la economía de la villa, es indudable que el turismo ha dado un gran empujón a su desarrollo sin por ello cargarse el espíritu ancestral que sigue teniendo. La mayoría de bajos han sido reconvertidos bien en bares-restaurantes bien en tiendas de productos de la tierra y recuerdos (por favor, que dejen de vender de una vez esas meigas :S). Y aún así se come de lujo, es un sitio ideal para comer pescados y mariscos frescos con vistas a la ría.
Eso sí, en temporada alta pierde mucho encanto, hay tanta gente que se hace insoportable, mucho… si podéis, id cuando no haya nadie :P, es punto imprescindible en cualquier viaje organizado a Galicia, todos pasan por Combarro.
Y antes de regresar al hogar materno para comer… un buen aperitivo, que me lo merezco 😛
Vale, sí, llega con algo de retraso, pero os aseguro que no tiene desperdicio :).
Dividiré el viaje en tres capítulos que se corresponden más o menos con las tres zonas que visitamos. En el primero nos movemos en el entorno de Pontevedra y sur de Galicia y vamos de visita a los Cañones del Sil y el Monasterio de San Estevo.
Combarro
Como casi todos los años, las vacaciones comenzaron dando un paseo matutino por Combarro y atacando a una ración de pulpo en uno de los muchos bares del pueblo, normalmente siempre lo hago en el primero de todos los de la plaza principal, en la esquina, me gusta ese sitio pero no sé como se llama :P.
Ruinas de Santo Domingo, Pontevedra
Tarde de paseo por la ciudad con mis sobrinas. Nos adentramos en las Ruinas de Santo Domingo.
Santiago de Compostela
Volviendo de Laxe de pasar el día con unos amigos, hacemos parada técnica en Santiago de Compostela. Impresionante, nunca deja de sorprenderme, de noche más aún.
Aprovecho, además, para estrenar de manera oficial la cámara réflex y hacer mis primeros pinitos…
Santiago es un lugar que enamora, perderse por sus calles y plazas es perderse en la historia y el tiempo.
Praia de A Pregueira
Tras dejar el coche en el taller por tercera vez por problemas eléctricos, día de playa en A Pregueira, cerca de A Lanzada. Comenzamos con un bañito, comida en el chiringuito y más bañitos. Calamares, churrasco y chorizos criollos.
Y terminamos con el espectacular atardecer con la Illa de Ons dominando el horizonte…
…hasta que el sol se esconde.
Praia de Aguete
Si de pegarnos un baño por la mañana para volver a comer a casa hablamos, la elección es, sin lugar a dudas, Aguete, en Marín. Recogida, de arena blanquísima, agua transparente y, como no, un buen bar al lado :).
Todo ello después de recoger el coche y soltar 500euros del alternador… ¡qué bien sienta algo así en plenas vacaciones!
Illa de Arousa
Tarde de playa y excursiones en a Illa de Arousa, desconocida e impresionante por igual.
En la parte norte de la isla encontramos el faro convertido en cafetería y su entorno.
Un poco más abajo nos metemos de lleno en uno de esos tradicionales pueblos pesqueros de los que ya quedan pocos en Galicia. A Illa todavía mantiene, pese al turismo, ese toque marinero que lo hace encantador. Aquí se come increíblemente bien y barato.
Al sur de la isla se encuentra Carreirón, Parque Natural y Reserva Natural. Playas, marismas, bosques… impresionante, seguramente lo más desconocido de la isla. Eso sí, cuidado con los mosquitos…
Y el atardecer en A Illa de Arousa, simplemente espectacular.
Cambados
De vuelta hacia Pontevedra, parada técnica en Cambados para cenar en A Casa da Leñaun año después. Variado de embutidos y quesos, chipirones y zorza :).
Monasterio de San Estevo de Ribas de Sil
Nuestros paseos por el sur de Galicia terminaron en la Ribeira Sacra, concretamente en el Monasterio de San Estevo, hoy convertido en Parador Nacional. No tenía ni idea de que había sido restaurado, cosas del exilio :P, pero me pareció impresionante… impresionantemente apartado del mundo civilizado quería decir :), y es que para llegar allí tienes casi que hacer rally por esas carreteras.
Pero os aseguro que vale la pena el viaje, ya no sólo por el monasterio en sí mismo, que es increíble, sino por el entorno prilegiado y las vistas. Todo es espectacular. Lástima que en el Monasterio sólo dejen visitar el claustro, el resto es “sólo para huéspedes” :P.
Sólo un par de días después de pasar por allí nos enteramos que el diario británico Daily Telegraph acababa de elegirlo como uno de los cuatro mejores monasterios reconvertidos a hotel del mundo mundial, casi nada… y aquí, al lado de casa como quien dice.
Cañones del Sil
Desde el Monasterio de San Estevo nos metemos de lleno en la Ribeira Sacra, la zona donde el río Sil confluye con el Miño creando un magnífico entorno de desfiladeros. Podemos recorrer la zona en catamarán, un paseo de un par de horas. La verdad es que esperaba bastante más, pero aún así resulta interesante.
Si os fijáis un poco en la siguiente foto veréis los viñedos en las laderas de la cuenca del río y abajo de todo una barca, y es que éste es el único medio para llegar a estas cepas. ¿Os imagináis cómo tiene que ser la vendimia? La característica humedad de la cuenca y el sol dan a los vinos de la Ribeira Sacra ese toque especial que los hace inconfundibles.
Con esto finalizamos la primera parte de nuestras vacaciones de verano. Mañana nos vamos hacia el norte de Galicia, no os lo perdáis :P.
Corría el año 1467 cuando Enrique IV concede a Pontevedra el privilegio de celebrar la Feira Franca de San Bartolomeu, un mercado libre de impuestos que duraría un mes, desde quince días antes de la festividad de San Bartolomé (24 de agosto) a 15 días después. Esta época coincidió con un momento de pujanza económica en la ciudad, amparada sobre todo en la pesca, que la convirtió en la más poblada de Galicia.
Esta feria es lo que se recrea desde hace nueve años el primer fin de semana de septiembre en la ciudad.
El hecho de que la fiesta tenga tan pocos años da una idea de la aceptación que supuso desde el principio, la integración casi plena que han llegado a desarrollar los ciudadanos para con la fiesta no es sino un síntoma de la implicación que el grueso de la población hace para disfrutar de ella.
Este año había muchas dudas. Las amenazas de mal tiempo planeaban sobre las cabezas de todos. Sin ir más lejos el día anterior se había pasado lloviendo a cántaros con fuertes vientos y todo. Sin embargo el sábado amaneció despejado y terminó soleado. ¿Qué más se puede pedir? Un día perfecto para disfrutar.
Los mercados medievales se suceden a lo largo y ancho del país devolviendo a los antiguos recintos amurallados su ancestral esplendor. Pendones y estandartes se mezclan de nuevo en las calles con antorchas, esencias y brasas.
Pero la Feira Franca no es otro mercado medieval. Aquí se le ha dado otro carácter. La masiva participación que hacen los ciudadanos en la fiesta unido al ambiente popular que se ha logrado con las comidas y cenas en la calle han conseguido que realmente sientas que has vuelto al pasado.
Los negocios de alquiler de trajes de época llevan desde varios meses antes recogiendo reservas para esta fiesta. Los últimos días es imposible encontrar trajes, se agotan completamente. La mayoría optamos por hacernos un traje que utilizaremos varios años. Mejor o peor. De príncipe o de mendigo. Eso no es lo importante. En fin, lo mejor es que te vistas y te mezcles entre la gente.
La comida es, sin duda alguna, la principal protagonista de la fiesta, todo gira en torno a comer (y beber, por extensión 😉 ). Desde los platos más tradicionales de la gastronomía gallega (empanadas variadas, pulpo, churrasco, chorizos, callos, filloas…) hasta viandas más elaboradas como este porquiño ó espeto al que dan ganas de hincar el diente.
Con los años la Feira Franca ha llegado a ocupar totalmente el casco histórico de la ciudad y ya se ha desplazado a algunos puntos de la parte más moderna, como la Alameda o el paseo de Montero Ríos, donde se pudo disfrutar de actividades como tiro con arco o demostraciones de cetrería. Es tal el crecimiento que experimenta año tras año que ya nadie sabe donde más se puede extender. Este año, con los cambios y la semipeatonalización de Arzobismo Malvar, se ocupó también esta calle para comidas y cenas, con lo que la zona vieja ha quedado completamente sitiada por la gente con ganas de disfrutar. En una ciudad de unos 80.000 habitantes, se esperaban 100.000 adicionales para el día grande.
La caracterización que se hace, no sólo de la gente sino también de los espacios y las costumbres, crea singulares estampas que solamente callejeando por las angostas rúas de la antigua Pontevedra puedes descubrir.
Los amigos no pueden faltar. Si a algo lleva la Feira Franca es a la reunión de amigos y familias en torno a la comida, ¡pero en la calle! Este es uno de los puntos mas importantes de esta fiesta. No consiste en pasear por los puestos y comprar comida. NO. El meollo de la celebración se cuece en las mesas dispersas por todas las calles, mesas que montan los grupos de amigos, asociaciones o familias (previa reserva del sitio) y que se encargan de decorar con motivos de época. Este año, después de los lamentables sucesos del año pasado en que varias personas resultaron con quemaduras graves al intentar hacer una queimada, se ha dado especial importancia a los servicios de emergencia y seguridad para evitar se estropee la fiesta.
Es precisamente este aspecto gastronómico el principal impulsor del ambiente. Es obligatorio vestir de época para comer en cualquiera de las mesas instaladas en la calle. Igualmente no puede haber utensilios “modernos“. Se come en vajillas de barro y con las manos. El vino se bebe en cuncas también de barro y hasta los chupitos (de aguardientes, por supuesto) se beben en vasos de chupito de…¡sí, de barro!.
Y como yo también tengo amigos, aquí os presento a algunos 🙂 . ¿Está buena la empanada Juanp?
Esto es Pontevedra durante la Feira Franca. Una ciudad trasladada varios cientos de años al pasado. Hay que estar allí para verlo y vivirlo. Ferias y mercados medievales hay en cientos de sitios, pero nada que ver con lo que aquí sucede. Nada que ver con miles de personas vestidas de época intentando pasarlo bien.
Las fotos hablan por sí solas. Gente gente y más gente ataviada con sus trajes. Desde reyes a mendigos pasando por mesoneras, cruzados y espadachines. De cardenales a monaguillos, herreros, picapedreros, taberneras, damas, meigas, Santa Compaña… Hasta caballeros con su armadura completa, ¡qué calor tiene que estar pasando ese hombre! Hay quien se lo trabaja más y quién se conforma con sentirse parte de la fiesta, pero esto es la Feira Franca, una fiesta para todos. ¡Podemos llegar a ver hasta carritos de bebes de época!
Hasta hace 9 años en Pontevedra había dos fiestas por excelencia, los carnavales y las peñas (asociadas a los días de toros). La Feira Franca ha superado con creces a todas ellas creando mucha más expectación y ambiente, tanto diurno como nocturno.
La fiesta comienza el viernes por la tarde con la lectura del pregón desde el balcón de la Casa da Luz, en la Praza da Verdura. Mucha gente se lanza ya esa misma noche a las calles a comenzar la fiesta, pero el pistoletazo realmente se produce el sábado a las 12 con el transporte y apertura del vino que llega a la Praza da Ferrería desde el antiguo Camino de Castela tal y como se hacía hace 500 años.
Uno de los eventos más populosos del día tiene lugar en la plaza de toros. Rememorando los que se hacían por aquél entonces se celebra un torneo medieval, con sus espadas, sus caballeros buenos, los malos, los caballos, las doncellas… Entretenido. No tengo fotos del evento de este año, pero os dejo una del de hace tres.
No faltan ni los seres mitológicos. ¡Qué sería de Galicia sin la mitología! Ahí estaban hasta los dragones echando fuego.
De noche nos tocaba cenar a nosotros, todos los amigos reunidos y dispuestos a pasarlo bien. Pocas veces en el año nos reunimos todos. En esta ocasión daré pocos detalles… no los recuerdo (y no contaré por qué 😛 ). La noche terminó a altas horas de la madrugada (ya recordando), de hecho, cuando ya se habían ido todos, me encontré con Javi (sí, ese, el que se vino a Valencia) y nos quedamos un buen rato más tomando unas copas.
Y como de amigos va el rollo, me topé también con Rocío, siempre sonriente, en algo se tenía que parecer a su hermano (y menos mal que no es en la belleza 😛 ). Marcos no vino, tuvo miedo del mal tiempo :P, ¡a ver si para la siguiente edición!.
Y esto es todo por este año. El próximo promete ser mejor aún, no en vano se celebra el décimo aniversario y ya planean algo especial, con más espacio y más actividades.
Más sobre Pontevedra en artículos anteriores aquí y aquí.
Antes del final de la aventura teníamos una cita pendiente en Portonovo con unos amigos llegados de Madrid para pasar unos días. Wilhelm y sus colegas no se pierden ni un año unos días por esta zona de las Rías Baixas, y es que van ya 9 seguidos.
Tras unos vinos en algún bar por las estrechas calles de Portonovo nos llevaron a cenar a un sitio de confienza al que suelen ir. Muy bien la cena y mejor la conversación, buena gente sin duda. Ya, estaréis pensando ¿y la cena? Chipirones, pimientos de padrón, empanada, arroz con cochos, sargo de la ría y tartas variadas.
A continuación y despues de una sobremesa muy entretenida, a tomar unos gintonics (sí, de esos de 4 euros) por los pubs de Portonovo. Sin duda una gran decepción, lo que fué y lo que es este encantador pueblo marinero. Es verdad que hacia bastantes años que no iba por allí, creo que desde la boda de Jaime en 2002, pero es que apenas hay gente. ¿Quién no recuerda sus empinadas y estrechas calles llenas de gente a las 2 de la madrugada? ¡Cuantas copas en la terraza de La Carpintería o en La Obra y no digamos ya los bailes en La Noche!. Todos siguen allí, pero falta la gente. Ni madrileños ni portugueses, la mayoría autóctonos, aunque se cuele alguna pontevedresa estudiante en Madrid 😉 .
Al final nos movimos a Sanxenxo ya que nuestros amigos ya sabían que habría mucho más movimiento. Atención madrileños, Sanxenxo NO es Sanjenjo ni Sanchencho. Repetid conmigo: She is beautiful. Si sabes decir ese “she”, ¿por qué te cuesta tanto decir XE? ¿A que Madrid no es Madriz ni Madrí?
En Sanxenxo, la nueva zona de copas del puerto deportivo mató también al resto del pueblo, ahora toda la noche está allí reunida hasta que te apetezca ir a Zoo. Obviamente, mucho pijerío, local y de fuera. Nos fuimos temprano dejando a nuestros amigos bien acompañados 😉 puesto que al día siguiente teníamos un buen plan.
Navegando por la Ría de Arousa
Paseando por Cambados nos habíamos encontrado un folleto publicitario: Pilota una embarcación sin titulación, con unas atractivas fotos de las embarcaciones. Por preguntar no perdemos nada, pensamos, así que llamamos para saber si era así y lo que costaba. Nos costó creer que alquilasen esas embarcaciones a cualquiera, sin haber navegado en la vida. No nos pudidos resistir. Aunque el plan inicial era Ons, tuvimos que cambiarlo.
La gente de Illas Atlánticas nos lo explicó todo bien, las barcas tienen el tamaño máximo (4m. de eslora y 2m de manga) para que no necesites el título de Patrón de Embarcaciones de Recreo (PER). Igualmente el motor es lo máximo autorizado sin título. La combinación de ambas ideas es la embarcación semirígida que alquilamos. No es una zodiac, tiene un casco rígido en V para cortar las olas y los flotadores a los lados para darle estabilidad. Según nos contaban están fabricadas expresamente para ellos, le dijeron al fabricante lo que querían y como lo querían y se las fabricaron a medida. Al parecer han tenido tanto éxito que la propia Guardia Civil ha encargado varias unidades (con más motor, po supuesto 😛 ). El equipamiento, impresionante: GPS con mapas marinos, walkie, ancla, achicador manual 😛 , hinchador manual, reparador de pinchazos 😛 y hasta un tupperware :).
Así que, dicho y hecho, el sábado a las 12 de la mañana íbamos hacia Vilanova de Arousa, donde nos esperaba la embarcación.
Tras un curso rápido donde nos enseñaron el funcionamiento del GPS, como anclar la embarcación, acelerar, encender, recoger el motor para llegar a una cala… fuimos a comer. A puntito estuvimos de acercarnos a A Illa de Arousa pues celebraban en ese momento la Festa da Navalla (fiesta de la navaja), pero como íbamos apretados de tiempo nos decidimos por un nuevo restaurante en el paseo de Vilanova. En esta ocasión me apetecían unas zamburiñas además de los ya habituales pimientos de Padrón y chipirones.
Y terminamos con una inmensa ración de churrasco con criollo.
Tras rellenar el estómago partimos hacia el muelle dispuesto a emular a los barcos de la Copa del América con sus trasluchadas y sus empopadas, aunque no tuviésemos vela 😛 .
En el vídeo se aprecia la experiencia en su total magnitud, aunque en realidad mejore muchísimo más.
Repetid conmigo, esto son bateas, donde se crían esos mejillones que os coméis habitualmente. ¡Cuidado, no son públicas, no puedes robar mejillones! 😉 .
Las vistas de la Ría desde la propia ría son impresionantes.
¿Quién decía que no había medusas en aguas tan frías?
Y como diceMarcos, siempre hay quien la tiene más grande que tu. ¡Esa sí que debe correr carallo!
Simplemente genial, creo que repetiremos en muchas otras ocasiones que nos encontremos por Galicia. Igualmente se lo recomendamos a todo el mundo.
Final de la primera parte, merienda galega en Valencia
Como lo prometido es deuda, el domingo antes de emprender viaje hice acopio de viandas varias para agasajar a mis colegas y compañeros valencianos, así que organizamos una merienda/cena con lo que había traído.
Menudo anfitrión estoy hecho. Empanada de maíz de zamburiñas, empanada de bacalao con pasas, empanada de bonito, pimientos de padrón, tortilla, tetilla con membrillo y aperitivos varios, todo ello regado con un albariñoMartín Codax. Para los postres, aguardientes de la tierra, licor café, aguardiente tostada, aguardiente de hierbas y un poquito de licor de orujo que se plimpló Xusa sin pestañear.
Lo mejor, sin duda, mi tortilla hecha con huevos de casa traídos a propósito gracias a mi madre 🙂 .
Aquí alguno de los asistentes al evento. No fueron capaces de terminarse la comida, estos valencianos…
Al final apareció Javi, un colega de Pontevedra de toda la vida que acababa de llegar a Valencia pues se viene por trabajo por más de un año, habrá muchas más reuniones. ¡Tenemos una paella pendiente meu!
De momento no hay más, pero esto no es todo… el jueves me voy unos días al sur. Os mantendré puntualmente informados 🙂 .
Continuamos con la historia de las vacaciones. Lo habíamos dejado en Combarro, tomando el pulpo de aperitivo.
Estampas de Pontevedra
Esa tarde no tenía mucho que hacer y encima el tiempo no acompañaba a mucho más. Pensé en ir a dar una vuelta a Cabo Home o a Cambados, pero al final me decidí por dar una vuelta por Pontevedra con mi hermana, mi cuñado Ramón y mi sobrinita. Nunca falla, Pontevedra está impresionante, nunca me cansaré de repetirlo, después de visitar Santiago debes venir a Pontevedra. Decía Alvaro Cunqueiro:
Un vivir artesán e mariñeiro,
unha nobre fidalguía dentro das súas murallas,
Pontevedra sempre será loada,
pola súa beleza e a súa cultura.
Un vivir artesano y marinero, una noble hidalguía dentro de sus murallas, Pontevedra siempre será alabada por su belleza y su cultura.
Hoy veremos algunos rincones menos típicos.
Vista del Río Lérez a punto de transformarse en ría, con el Puente del Burgo en primer plano.
Cambados, cuna del Albariño
Esta mañana tampoco hacía buen tiempo, así que tras levantarme y pensar a dónde ir, me decidí por Cambados. Estaba ya en el garaje cuando me llamó Marcos, así que lo recogí y allí nos fuimos los dos.
Catalogada como conjunto histórico-artístico y enclavada ya en la ría de Arousa, bien merece la pena hacer un recorrido completo desde el barrio marinero de Santo Tomé hasta el señorial de Fefiñáns. Por el camino disfrutarás de infinidad de pazos y más pazos. Que no, que no todo es contrabando en la Ría de Arousa ni en Cambados 😛 . Interesante también las ruinas de la Torre de Sadurniño, levantada en el s.X por orden del Obispo Gelmirez de Santiago para defender la ciudad de los ataques vikingos, creando una línea de defensa junto a las torres de A Lanzada y la de Catoira.
Cambados es hoy en día mundialmente conocida por el Albariño, cuya fiesta celebra el primer fin de semana de agosto. Por cierto, llevo tres meses buscando un concierto de Deluxe cerca de casa y van y tocan la semana que viene en Cambados (cuando yo ya estaré de vuelta en Valencia).
Ruínas de la Iglesias de Santa Mariña, declaradas Monumento Nacional en 1943.
Y como no, el habitual aperitivo, hoy… chipirones.
Santiago en el día del Apostol
Esta tarde improvisamos un interesante plan. A pesar de tocar Johnny Winter en la Praza da Ferrería en Pontevedra, hice de tripas corazón puesto que me apetecía el otro plan: Santiago de Compostela la noche del día del Apóstol. Muchos años había estado ahí esa misma noche con mis colegas de siempre (un saludo de paso a todos ellos, Juanpe, Ramiro, Dasi, Tito, Javi, Paysa, Lojo), de fiesta, bebiendo y bailando hasta el amanecer, sin embargo nunca había visto la quema de la fachada de la Catedral, el acto por excelencia de este día en Santiago. A pesar de la lluvia decidimos tomar posiciones a eso de las 22:00, bocata de calamares en mano. Os aseguro que los otros años que había estado esa noche era imposible caminar por las calles de la zona vieja de Santiago, pero este se movía uno a gusto.
Y comenzó el espectáculo de luz y sonido. Sobran las palabras.
Creedme que vale la pena, en el vídeo no se aprecia con la magnitud real.
Después, unas tapas (tabla de quesos, pimientos de Padrón y chorizos), una vuelta por la Alameda y a hacer un poco el tonto (por no variar).
Esta se la dedico a Xusa con cariño 😉 .
Para terminar, unas copas en A Casa das Crechas, todo un clásico de Santiago.
Y un paseo nocturno. Si hace unos meses os mostraba Santiago de día, no debéis perdéroslo de noche.
Santiaguiño do Burgo
Cuenta la leyenda que en su camino evangelizando Galicia, el Apóstol Santiago paró exhausto en una casa de la Rúa da Santiña de Pontevedra. Los dueños de aquella casa le dieron cama y comida y, en agradecimiento, el Apóstol bendijo las fincas de aquélla familia. Desde aquel día el maíz y el vino de esas fincas maduran más de un mes antes que el del resto de las fincas. Realidad o ficción popular (sabéis que religión y yo somos malos amigos), lo cierto es que, en efecto, ese maíz y esas uvas están maduras el 24 de julio en que se recogen en procesión para acompañar la imagen del Apóstol. Este es mi barrio, O Burgo, ahí nací y me crié. Como dice la abuela de Marcos,
Da Santiña para abaixo xa non é Lérez, é O Burgo.
De la Santiña hacia abajo ya no es Lérez, es O Burgo.
Desde entonces mi barrio celebra las fiestas de Santiaguiño do Burgo. Este año, después de 9 años sin estar aquí estos días, he podido disfrutarlas un poco con mi familia. Además la ahora parroquia de Santiaguiño es parada obligatoria del Camino Portugués a Santiago y para colmo pasa justo debajo de mi ventana. Aún recuerdo cagarme en todo cuando un domingo a las 10 de la mañana me despertaban los peregrinos a caballo o cantando a voz en grito… que algunos tenemos resaca oiga!.
Fin de la segunda parte. Atentos al tercer y último capítulo, promete ser apoteósico.
Por fin han comenzado las vacaciones y no podían haberlo hecho mejor… o peor.
El viernes a la una del mediodía me despedí de mis compañeros de la oficina para comenzar el viaje. Después de los últimos recados, a las dos y media estaba en la carretera. Un plan perfecto para llegar y cenar sobre las 11 de la noche con algunos colegas con los que había quedado. Un plan perfecto si no fuera porque a eso de las 5 y media pinché una rueda en el acceso a la M50 desde la A3. Os podéis imaginar la aventura de cambiar una rueda a 37º. Por cierto, para incultos como yo, las tuercas de las ruedas tienen un solo sentido, no se ponen de cualquier forma, la parte cóncava, contra todo pronóstico, NO va hacia afuera, va hacia adentro para que hagan mejor presión entre la rueda y el disco. Mala suerte que no me diese cuenta antes. Ya decía yo que era imposible apretar con la llave 😛 . Otra cosa, revisad periódicamente el equilibrado de la rueda de repuesto o os encontraréis como yo, temblores durante 600km. Eso sí, pasando de 130 disminuía el ruído 😉 .
Al final a eso de las 00:30 estaba ya con los amigos (Mora, Ramiro, Antonio y Javi). Un café, unas copas, y a contarnos la vida (y los horóscopos 😛 ). Por cierto, valencianos, gintonic de Bombay Saphire a 4,10 euros en terraza 😉 . Buen comiendo de vacaciones, sin duda. Las fotos no son muy buenas, pero me olvidé la cámara, así que hubo que tirar de móvil.
De boda en Nigrán (Vigo)
Al día siguiente tocaba boda. Con un poco de retraso llegamos a la iglesia, sudamos al sol y nos fuimos hacia Nigrán (Vigo), a la playa, donde era el convite.
Vaya desde aquí nuestro homenaje a Marcos el día de su boda.
La comida, espectacular: langosta en 2 salsas (repeticiones infinitas, nosotros 4!!), cigalas, centolla, buey, langostinos, gambas a la plancha, vieiras…
Por la noche, nosotros, los novios y algunas amigas más nos fuimos de copas por Vigo, hacía mucho que no iba. Ha cambiado bastante, sin duda el ambiente se ha vuelto mucho más pijo. Por cierto, valencianos, gintonic de Bombay Saphire 4 euros en un sitio decente, 7 euros en un pub tipo Las Ánimas 😉 .
Como soy un poco payaso, no pude negarme a… hacer el payaso. Podéis encontrarme aquí, sección de vídeos, yo os lo pongo para que no tengáis que buscarme. Lo que no se ve en el vídeo es el montaje que llevaban, la limousine, el tío con un monitor en la cabeza, las dos guapas azafatas… Y nosotros pensando que por hacer el payaso ya nos regalaban entradas…
Más tarde, a mover el esqueleto a algún pub de la zona.
Acabamos sobre las cuatro y media de camino a Pontevedra y con control de alcoholemia incluido. En cuanto sus acompañantes traseros decidan ponerse el cinturón de seguridad puede continuar 🙂 .
Día en familia
El domingo tocaba algo más relajado, comida familiar, sobrinas y playa con ellas. Impresionante el abrazo de mi niña bonita Nerea 🙂 . Aún se me cae la baba. Y no digamos ver a la pequeña Aroa andando. Mirad que fotos con el tío.
Comida en la playa
El lunes, sin perder tiempo, a arreglar la rueda. Mal empezamos. El neumático estaba destrozado, así que tocó cambiar las dos ruedas traseras, como me sobra el dinero… 🙂 . Así que, para relajarme un poco, directo a la playa, comida en el chiringuito, churrasco, calamares, pimientos de padrón… y para finalizar, chupito de licor café 😉 . Y toda la tarde en la playa.
De noche unas copas por Pontevedra. Recordad Valencianos, gintonics de Bombay Saphire a 4 euros.
Dos playas en un día
El martes hubo playa por partida doble. Como se hacían las 12 del mediodía y nadie me llamaba, decidí ir a darme un baño mañanero a Aguete, mi playa habitual, en Marín, en el lado sur de la ría de Pontevedra, y de paso tomarme un aperitivo de empanada y tortilla 🙂 .
Sin embargo, justo cuando iba a subirme al bar para el aperitivo, me suena el móvil, que te vengas a comer, que te esperamos. ¿Y quien soy yo para decir que no a tamaña proposición? Así que, coche, y a A Pregueira, en el lado norte de la ría. Pulpo, sardinas, pimientos de padrón… y chupito de licor café.
Ya por la tarde cuando Marcos y Nines se habían ido, me quedé un ratito yo sólo en el chiringuito tomándome algo y viendo el atardecer. Mejor os dejo unas fotos para que lo disfrutéis vosotros mismos. Atardecer en A Pregueira con A Illa de Ons en primer término. Sin duda nada que envidiar a Ibiza y su Café del Mar (guiño personal a alguien en concreto).
A ver sin convenzo a Marcos para que vayamos un día de estos a Ons a recordar mis años mozos.
Aperitivo en Combarro
Hoy amaneció nublado así que se nos fastidió la playa, pero no todo está perdido. Ya que mi sobrina no quiso quedarse conmigo pensé en pasar la mañana en Combarro y tomarme un aperitivo. Justo cuando me iba me llamó Marcos así que lo recogí y allí nos fuimos.
Nunca me cansaré de hablar de Combarro, además, contra todo pronóstico, había poca gente y se podía andar y pasear sin aglomeraciones. La marea estaba bajísima con lo que se pueden contemplar unas postales preciosas. Fijáos en las mariscadoras y el camión que recoge algas.
Esta chalana es digna de Piratas del Caribe.
Más imágenes de Combarro. Comentábamos que es un pueblo impresionante pero que al haber crecido allí no lo valoramos como se debiera, si llega a estar en cualquier otro sitio y vas a visitarlo alucinarías con él. Por cierto, cada vez me gustan menos las escaleras de madera de acceso, parece que estén en obras.
Aunque no lo parezca, los profesionales del sector TI también descansamos, apagamos los portátiles y BlackBerry’s (o casi) y utilizamos el móvil sólo para quedar con los amigos. Es lo que he estado haciendo los últimos días.
Valencia en Fallas
Comenzamos disfrutando de las Fallas el fin de semana. Aquí tenéis el álbum completo de fotos de Fallas. Valencia en Fallas huele a churros y buñuelos y sabe a pasacalles, petardos y caminatas a pié. Si no soportas los petardos ni se te ocurra. Para un gallego como yo lo más impresionante son, sin duda, las mascletàs, no puedes perderte al menos una en la Plaza del Ayuntamiento y otra en alguna falla de barrio, se viven y se sienten mucho más cercanas.
Fallas es un buen momento también para hacer turismo ya que de paso que caminas para ver fallas te vas cruzando con lo más importante de Valencia. No podéis dejar de pasear por el Barrio del Carmen estos días, os enamorará. Aquí os dejo las estampas más típicas de Valencia.
Después de patearnos Valencia el domingo y lunes, el martes por la tarde decidimos (mi pareja y yo) olvidarnos de la Nit del Foc y de la Cremà y nos vinimos a Pontevedra a pasar las vacaciones con mi familia y amigos, de miércoles a lunes, puesto que estos días también son fiesta en Valencia este año, total seis días, cinco si no contamos el lunes puesto que es el viaje de vuelta.
Cambio de aires
Este año ha habido suerte puesto que casi todos los colegas andaban por aquí y hemos podido comer y beber ampliamente. Antes, por supuesto, hemos pasado horas y horas con mis sobrinitas, Nerea de casi cinco añitos y Aroa de nueve meses recién cumplidos.
No habíamos previsto un cambio de tiempo tan brutal, pasamos de estar a 24º en Valencia y en manga corta desde primeras horas de la mañana a 8º cuando paramos a tomarnos el bocata (cuando viajamos juntos nos gusta parar en un área de descanso y comer tranquilamente al aire libre si el tiempo lo permite, sino nos vamos a alguna cafetería). Esta vez parecía que el tiempo lo permitía pero menudo susto.
Santiago de Compostela
Al llegar a casa de mis padres, más de lo mismo, un frío que pela. Pero a aguantar toca que son vacaciones. El miércoles, aprovechando que la mayoría del país no había comenzado aún las vacaciones y habría poco turista, nos dimos una vuelta por Santiago. Hicimos una ruta típica, entrando por la Porta do Camiño, subiendo hasta la Praza da Quintana, Praterías y Praza do Obradoiro con la catedral. Para la vuelta, bajamos por la Rúa do Franco, recordando tiempos pasados de juergas nocturnas, y regresamos por Rúa do Vilar y Praza do Toural. Santiago siempre impresiona, aunque se te quede la cara morada del frío :).
Combarro
El viernes nos acercamos a Combarro a dar una vuelta y a hacernos unas fotos, pero ya se hacía un poco desagradable debido a la avalancha de gente que había. Por cierto, no me han gustado nada las escaleras de madera que han puesto para evitar tener que subir por las piedras de toda la vida, además de no quedar bien inspiran poca confianza. Las fotos no son excesivamente buenas, había demasiada gente. Combarro es mucho más bonito e impresionante de lo que se ve en estas tres fotos.
Ya por la noche, churrascada como nos merecemos y a hacer un poco el tonto para bajar la comida. Dejo las fotos de las comidas a Marcos pues ya sabemos que es su especialidad :P.
Para finalizar la noche, algún café y alguna copa mientras manteníamos una animada charla entre buenos amigos.
Pontevedra
El sábado dimos una vuelta por la zona vieja de Pontevedra, paseando y haciéndonos unas fotos. A mi pareja le encanta callejear, qué le voy a hacer, en Valencia apenas lo hacemos y aquí no paramos.
Para quién no lo sepa, Pontevedra es la gran desconocida de Galicia. Tiene el casco antiguo más importante de Galicia después de Santiago.
El casco histórico de Pontevedra está dominado por la piedra, los escudos heráldicos y los soportales, casi todas las plazas los tienen y le dan un encanto especial (además de resguardarte los días de lluvia). Puedes tomarte unas cañas en alguno de los bares de la Praza da Verdura o unas tapas en la Praza da Leña, con su hermoso cruceiro del s.XV. Desde la Praza do Teucro, en homenaje al arquero griego Teucro, fundador de la ciudad según cuenta la leyenda, llegas a la Praza das 5 rúas, centro neurálgico de la marcha nocturna de la ciudad y donde se encuentra la casa donde vivió Valle Inclán.
Las vacaciones ya han terminado, mañana toca viaje de vuelta, y lo peor es que este año, al caer Semana Santa tan pronto, tendrán que pasar más de cuatro meses hasta volver a tener vacaciones.